El consejero catalán de Empresa y Conocimiento, Ramon Tremosa, llegó al gobierno catalán de la mano del sector más liberal de la antigua Convergència, convertidos al unilateralismo puigdemontista, pero igualmente liberales. Su designación fue un puñetazo de JxCat sobre la mesa del vicepresidente catalán y consejero de Economía, Pere Aragonès.
Tanto es así que, ya desde las primeras semanas, Ramon Tremosa se dedicó a hacer declaraciones que sabía que molestarían a ERC y al vicepresidente. Esta actitud gustó a una parte importante de la base y, sobre todo, de la cúpula de JxCat. Esto ha hecho que Tremosa, que nunca ha escondido que estaría dispuesto a liderar la lista de JxCat, enviara a parte de su gente a promocionar su candidatura como la "necesaria" para hacer frente a ERC y para aportar a la formación el punto ideológico del centroderecha. Pero el consejero ha querido volar demasiado alto, y ya hay dirigentes de JxCat provenientes de sectores más progresistas que han avisado de que si Tremosa marca tanto el rumbo, ellos abandonarán el barco, y que lo harán por la puerta grande y acusando el partido de venderse a la derecha y priorizar el eje ideológico al nacional.
