En el FC Barcelona, las amenaza de recortes, ERE y otros peligros ante la hecatombe económica y financiera que se acerca han puesto en guardia al cuerpo ejecutivo que ve peligrar su futuro y, sobre todo, las extraordinarias condiciones salariales disfrutadas a lo largo de los últimos años, aparentemente de bonanza y regadas con generosos bonus.
En consecuencia, han aumentado los movimientos externos de algunos altos cargos, especialmente del director de deportes profesionales, Albert Soler, y el director de la Masía, Xavi Martín, que han diseñado e intentado caminos muy diferentes, aunque con el común denominador del objetivo de poder seguir en su lugar y con la misma dotación económica.
Albert Soler, que procede del ámbito de la política y ha desarrollado en el club todo un abanico de recursos y habilidades diplomáticas -y ciertamente escasas-, por no decir ninguna aportación profesional de mérito o de alcance, ha estado reunido y manteniendo todo tipo de contactos con los aspirantes a candidatos. A todos ellos, Soler les ha ofrecido su colaboración y ayuda desde dentro del club, una actitud que no ensalza precisamente su nivel de lealtad y respeto hacia la junta directiva que lo nombró alto cargo de confianza. Por estatuto salarial, se diría que lo sigue siendo al margen de sus esfuerzos para ganarse el favor del futuro presidente, sea quien sea.
El caso de Xavi Martín ya se ha convertido en un caso de estudio y de análisis. Su carrera azulgrana empezó con el cargo de director de comunicación hasta que fue despedido de manera fulminante por Sandro Rosell. Como reacción, condujo en 2015 la campaña de Toni Freixa, básicamente contra Josep Maria Bartomeu, el presidente que al cabo de unos cuántos años lo recuperó como ejecutivo destacado, situándolo al frente de la Masía. Una extraña e incomprensible maniobra.
Xavi Martín, que ha intentado acaparar más poder y mando en la actual estructura sin demasiado éxito, sopesa ahora una de las opciones menos al alcance y poco asociadas a su condición de ejecutivo: convertirse en un miembro importante del comité de empresa aprovechando que las elecciones sindicales tendrán lugar pronto. El director de la Masía hace semanas que trata de entrar en una lista que le asegure salir escogido. Está convencido de que esto le brindará suficiente protección para no ser despedido ni rebajado de sueldo. Seria, por supuesto, otro giro inédito en un currículum barcelonista inigualable.
