¿Contra quién apuntan las tensiones internas en la Federación Catalana de Fútbol?

Joan Soteras, con el presidente de la Generalitat, Quim Torra
Joan Soteras, con el presidente de la Generalitat, Quim Torra

La situación creciente de crisis en la Federación Catalana de Fútbol (FCF) ha entrado en una escalada después de que el presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, expulsara literalmente a su vicepresidente económico, Andreu Subies, hace poco más de una semana.

Ahora la sombra de la corrupción empieza a afectar a su sucesor en la catalana, Joan Soteras, quien gestiona siguiendo las instrucciones personales y directas de Subies en una federación donde nadie discute que Soteras es un presidente interpuesto que consulta todas las decisiones con los ejecutivos y asesores de confianza que Subies ha mantenido en el cargo para asegurarse el pleno control y efectivo de la situación, por encima de la misma junta.

La demostración más evidente, ya denunciada por algunos clubes que se han desmarcado claramente de la tiranía federativa de Subies-Soteras, radica en el sospechoso proteccionismo al expresidente, investigado por graves delitos económicos contra la propia federación y la mutualidad de futbolistas. La Federación Catalana, pese a las pruebas cada vez más concluyentes que sustentan las irregularidades, sigue negándose a dar un paso adelante en defensa de sus intereses patrimoniales y financieros que, en definitiva, son los intereses de los clubes.

Ante esta situación insólita en la que la FCF, presuntamente perjudicada por el desvío de fondos a beneficio particular de directivos, se opone a reclamar los daños -y, al contrario, incluso ha intentado financiar la defensa de los investigados-, una serie de clubes ha enviado ya escritos solicitando explicaciones, aclaraciones y asunción de responsabilidades.

El siguiente paso, ya que la rigidez federativa obedece a que Joan Soteras y su junta directiva están atados de pies y manos por Andreu Subies y se niegan a responder y a dar la cara, será inevitablemente la petición de dimisión de Soteras. Desde el punto de vista legal, la postura pasiva de la actual junta directiva empieza a ser insostenible y puede ser que de complicidad, encubrimiento y de culpabilidad en el supuesto de que se acaben exigiendo cuentas ante los tribunales.

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