Los narcos abren otro negocio: peleas de perros clandestinas

Los narcos que tienen los narcopisos en el Rabal son los principales promotores de peleas clandestinas de perros donde se mueven mucho dinero en apuestas ilegales
Pelea de perros
Pelea de perros

El robo y desaparición de perros en la ciudad es un hecho habitual, tanto que nos hemos acostumbrado a las fotografías en blanco y negro de perros con mirada amorosa que nos miran desde las paredes. Los carteles de “perdido” se multiplican ante la impotencia de sus amos, que ven como en un instante desaparece una mascota… y acaba reconvertida en violentos púgiles de peleas de perros clandestinas que mueven mucho dinero en apuestas ilegales. Las mafias están diversificando los negocios. 

Hulk, Cora, Rumba y Rocky han pasado de saltar y perseguir palos en el parque, a luchar por su vida en un solar de extrarradio. Son de raza pitbull y se los robaron a sus amos mientras los paseaban. El modus operandi es siempre similar “una furgoneta se pasea por los barrios, de aquellas llenas de chatarra y en cuando te descuidas, cogen el perro por el collar, lo inmovilizan y no lo vuelves a ver nunca más. Son profesionales del robo de perros, al igual que hay gente que se dedica a robar coches”, explica Andrea Prada, portavoz de la Asociación Vigilancia Solidaria, que se dedica a denunciar casos de robo y maltrato de animales. El destino de estos animales: luchas clandestinas, hacer de sparrings para entrenar otros perros, cría, mendicidad o ser exportados a otros países donde se pierde su pista. “Las peleas de perros aumentan exponencialmente”, nos explica Andrea, “en países como Rumanía o la República Dominicana son una práctica habitual y ha sido importada por los inmigrantes que se han instalado en Barcelona”. Detrás de las peleas un entramado de drogas y tráfico de armas que hunde sus raíces en el Raval de Barcelona y el problema de los narcopisos. Andrea lo explica en pocas palabras “las mafias dominicanas, que se han hecho fuertes en el Raval, usan estos perros en la defensa de su territorio y después los adiestran para pelear. Cuando más feroz sea el perro, mejor”. La policía, que conoce estos hechos, no tienen suficientes recursos para hacer frente en esta nueva modalidad de delito, “todo va ligado: los narcos, las drogas, las armas y los perros, y la policía no puede atender todo. Se centran en el narco”, afirma la portavoz de la asociación. 

La brutalidad de estas peleas clandestinas deja detrás un reguero de sangre al que, sim embargo, es complicado de seguir el rastro. “Una pelea son sólo diez minutos, y pueden ser en un descampado, un sótano o un solar. En ese tiempo se mueven mucho dinero por las apuestas y por qué, en la mayoría de casos, también es un punto de mercadeo tráfico de drogas y de animales. Una vez acaban las peleas, los perros que mueren o quedan muy heridos los tiran a contenedores, se deshace el tumulto y ya está”, afirma Andrea, que en más de una ocasión ha rescatado, todavía con vida pero muy malherido, a alguno de estos animales. La Asociación Vigilancia Solidaria está en el punto de mira por su denuncia de peleas clandestinas, pero continúan dando la voz de alerta sobre esta práctica, cada vez más arraigada a la ciudad. “El tráfico de animales hacia Barcelona es aterrador, se venden a centenares. Nosotros empezamos, hace cuatro años, denunciando una perrera en Badalona que era un auténtico supermercado de perros. Los robaban del mismo recinto, con connivencia de la gente que la vigilaba, y después dedicaban los animales a peleas. Se mueven mucho dinero”. La Asociación asegura que recibe una media de 10 denuncias de robos y desaparición de perros al día en Barcelona. Para ellos el destino de estos animales está muy claro. 

Dominicanos y rumanos controlan los improvisados chiringuitos donde se montan las peleas, pero entran con fuerza los chinos “cuando pasas por Badalona es muy frecuente ver los balcones de los vecinos de raza china con perros de presa, los utilizan para protegerse de robos, pero también los están usando en las peleas, por que las apuestas son su debilidad”. Las mafias rumanas, que controlan el 80% de la mendicidad a las calles, hacen otro uso de los perros robados, los utilizan como anzuelos para mendigar dinero: “Los drogan y los apalean para inspirar lástima y los ponen al lado de los mendigos. Los ciudadanos de Barcelona no les dan nada e incluso los miran mal, pero los turistas se dejan los bolsillos por qué mendigar con perros da mucha pena”, explica Andrea Prada, “conocemos el caso de un mendigo, de los que piden alrededor de la Catedral, al que la Guardia Urbana requisaron más de 5000 euros y un perro, totalmente drogado”. 

“Lo peor de todo, aparte del maltrato animal y de la brutalidad de las peleas, es que esto se transmite como un hecho cultural, y los jóvenes ya crecen con la idea de las bandas, las mafias y los perros de presa adiestrados para matar”, explica con tristeza Andrea. “Las peleas de perros son una realidad que no puede ser ignorada, por qué cada vez van a más y en tiempo de crisis y de necesidad van al alza. 10 minutos de ladridos, mordiscos y sangre te pueden hacer ganar o perder mucho dinero”.

 

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