Nueva Caledonia ha votado continuar siendo colonia francesa. El no ha ganado en el referéndum de independencia con el 56,8% de los votos. La participación ha sido alta, con el 79,8%.
Al poco de hacerse públicos los resultados, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha mandado un mensaje institucional en que ha destacado que los ciudadanos de Nueva Caledonia quieren seguir siendo franceses. El referéndum ha sido acordado con el Elíseo, que ha optado por ser neutral y no hacer campaña.
Los primeros resultados parciales apuntan a una polarización total del electorado. En las zonas con mayoría de población de origen europeo y no independentista, el no a la independencia llega cerca del 90%, mientras que es exactamente a la inversa, con un porcentaje similar a favor de la separación, en las áreas independentistas.
El caso de Nueva Caledonia es singular como fenómeno gradual de descolonización. Hace treinta años, después de un periodo de violencia que casi degenera en guerra civil, hubo un acuerdo entre los dos principales grupos de población, los canacos -nativos de las islas, mayoritariamente independentistas- y los partidarios de seguir en Francia, el grueso de los cuales es de origen europeo.
El referéndum de autodeterminación quedaba aplazado hasta ahora, mientras París prometía dotar el territorio de una amplia autonomía y se aplicaba una política "de reequilibre" -para mejorar la calidad de vida de los canacos- y se hacían pasos hacia el reconocimiento y la protección de las lenguas y de la cultura autóctonas.
Los canacos representan un 40% de la población, los de origen europeo el 30 y el resto proviene de otros países, incluidas las islas del Pacífico.
