Los partidos, coaliciones, plataformas y organizaciones que aspiran a conseguir la alcaldía de Barcelona están últimamente acelerando los procesos para escoger, sustituir o reafirmar sus cabezas de lista. Y es que en las próximas elecciones municipales parece que la batalla por la capital catalana será una de las más cruentas.
De un lado, la alcaldesa Ada Colau aspira a revalidar el cargo, pero continúa sin estar segura de poder tener con quién gobernar. A ERC, un puñetazo de la dirección nacional ha echado el candidato que tenían escogido para colocar a dedo Ernest Maragall, que teóricamente tiene que lograr mejor resultado. En el PDECat aún no saben si irán sólos, con partidos y plataformas muy parecidas o si harán primarias de escaparate para parecer que escogen cabezas de lista que no son del partido pero que cuentan con el aval de las direcciones. Además, el paracaidista Manuel Valls ha aterrizado en Barcelona para ser el candidato de Cs sin la marca Cs, pero con toda su fuerza institucional.
Estos movimientos han hecho que en el PSC mucha gente y algunos dirigentes vean en Jaume Collboni un candidato pobre, que no puede aspirar a superar ninguno de los anteriores y sin muchas expectativas de crecimiento. Y la mala sensación se ha hecho presente en el PSC de Barcelona. Las voces que piden que lo sustituyan crecen, e incluso se habla de recuperar figuras como la del ex-alcalde Jordi Hereu o la ex-diputada Laia Bonet. La desesperación se está apoderando de los socialistas, que ven como Collboni se aferra a la silla mientras la marca y el partido no pueden aprovechar la tendencia a la alza derivada de tener a Pedro Sánchez en la Moncloa. El malestar crece y la lucha interna, más. Jaume Collboni, pero, confía en que la dirección catalana del PSC le apoye.
