La ANC ha intentado, durante años, condicionar a los partidos independentistas. Tanto, que cuando algún responsable político no ha hecho o dicho lo que la Asamblea consideraba adecuado, le han caído encima las siete plagas y ha sido tildado de traidor. Durante un tiempo, los políticos de ERC y JxCat/CDC/PDECat/Crida han visto cómo se les marcaba tanto de cerca que a menudo acababan resultando rehenes de las entidades soberanistas. Sólo habían quedado al margen de esta presión los de la CUP.
Los anticapitalistas han ido siempre más a la suya. Tenían para sus adentros grand parte de la gente que consideraba que los otros partidos eran blandos, y su discurso nunca acababa recibiendo críticas de la ANC y de los guardianes de las esencias. Pero desde que los CDR funcionan autónomamente, el discurso más partidario de la desobediencia y el enfrentamiento con el Estado ha sido el suyo. Últimamente, ante el peligro que la CUP dejara de pertenecer a este círculo, diputados y dirigentes se han dejado traer y asumen sin enmienda los postulados de los CDR. Y tanto es así, que algunos sectores ya alertan internamente del riesgo de acabar siendo prisioneros de los CDR, como ERC y JxCat lo han sido de la ANC.
