Los actos que organizan las instituciones públicas acostumbran a tener un estricto control de los responsables de protocolo. De hecho, son muy amplios los departamentos que en cada ayuntamiento, consejería, en el gobierno o en el Parlament se dedican a esto. Pero los problemas aparecen cuando los actos los han montado otras organizaciones y no saben o no quieren tener este estricto control del protocolo.
Hace unos días, el presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent, ofrecía una conferencia durante un almuerzo informativo y el cartel con su nombre no estaba precedido del protocolario muy honorable. Esta carencia de formalidad extrema puso tanto de los nervios el protocolo del Parlament que lo acabaron escribiendo con bolígrafo. "¿Es un protocolo soft o qué?", dijo un experto en la materia. Y es que… con el protocolo hemos topado.
