Los portavoces y dirigentes de ERC están desesperados. Cada vez que hay movimientos en JxCat, en el entorno de Carles Puigdemont o con las estrategias que su grupo propone para formar gobierno, salen en tromba a presionarles para cerrar un acuerdo y presentar un candidato a la investidura que pueda hacer de presidente «de manera efectiva». Declaraciones, ruedas de prensa, artículos de opinión, cartas de sus presos y mensajes de los dirigentes llenan de repente los medios y las redes sociales.
Pero los esfuerzos de los republicanos tienen un efecto nulo en JxCat. Parece que los portavoces de ERC podrían quedarse afònics clamando por un cuarto candidato que pueda ser investido y dure más de diez minutos en el cargo sin una suspensión judicial, que a JxCat hacen como si sintieran llover. No los afecta. Parece que ni les va ni les viene. Esquerra presiona y JxCat no se dan por aludidos.
Y menos todavía, Carles Puigdemont, que desde Berlín se lo mira todo con mucha distancia y hablando sólo con los suyos, que le adulan y le idolatran hasta puntos insospechados. Ni siquiera con el PDECat saliendo públicamente alineándose con las tesis de Esquerra, en JxCat y el entorno de Puigdemont reaccionan. Y mientras unos gritan a todo volumen que se tiene que investir alguien y los otros se hacen el sordo, el tiempo corre y el plazo legal parece que se agota sin remedio. Las elecciones estan cerca y cada vez hace más olor de campaña.
