La CUP ha dejado claro este sábado que sigue apostando por la desobediencia como hoja de ruta para mantener el pulso con el Estado.
Después de la reunión de su consejo político, la formación ha decidido no garantizar que sus cuatro diputados apoyen a Carles Puigdemont en el supuesto de que su candidatura pudiera presentarse a la sesión de investidura, pero también han asegurado que no aceptarán que se proponga a ninguno otro aspirante, porque esto en su opinión significaría actuar «a la medida del Tribunal Constitucional«.
Con esta decisión, los antisistema presionan a la mayoría independentista para que no rehuya el choque con el Estado. Por eso apoyan al expresidente en la medida que «simboliza un conflicto democrático».
El portavoz de la CUP en el Parlamento, Carles Riera, se ha pronunciado antes de que se conozca la decisión del Tribunal Constitucional sobre la impugnación del pleno de investidura que ha pedido el Gobierno.
Ha dicho que, de consumar esta suspensión, el Parlamento tiene que «desobedecer», y ha garantizado que, en todo caso, los cuatro diputados de su partido estarán en la Cámara «el día 30 a las 15 horas», que es cuando está fijado el inicio de la sesión.
Pero si Junts per Catalunya y ERC se pliegan a las «directrices» de las instituciones del Estado, y acaban presentando a otro candidato a la investidura, la CUP ha anunciado que «no participará» en este eventual pleno. «No estaremos en un pleno en qué Puigdemont no sea el candidato», ha asegurado Riera.
