El cortejo con Donald Trump

El gobierno de Carles Puigdemont buscó con insistencia el apoyo de la Casa Blanca
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Raül Romeva

Raül Romeva, el cesado consejero de Asuntos y Relaciones Institucionales, Exteriores y Transparencia de la Generalitat, es una persona de inequívoca trayectoria progresista, como demostró durante los diez años (2004-14) que fue diputado en el Parlamento Europeo en representación de ICV y miembro del grupo de los Verdes/ALE. Pero el proceso independentista ha trastocado su visión idealista del mundo por la cual luchó durante tantos años. Esto se hizo evidente cuando en 2015 aceptó encabezar la lista de Junts pel Sí y se incorporó posteriormente al gobierno presidido por Carles Puigdemont.

Hay una frase atribuida a lord Palmerston, un ex-primer ministro británico del siglo XIX, que resume el cinismo que caracteriza las relaciones internacionales: «Inglaterra no tiene aliados permanentes ni enemigos perpetuos. Sólo nuestros intereses son eternos y perpetuos«. Como máximo responsable de la política exterior de la Generalitat, Raül Romeva aplicó este pragmatismo sin escrúpulos, en la línea que también preconizaba Felipe González, parafraseando el líder chino Deng Xiaoping: «No importa si el gato es blanco o negro. Lo importante es que cace ratones«.

LOS DOCUMENTOS DEL FARA

Con el objetivo de conseguir apoyos internacionales al proyecto independentista de Cataluña, Raül Romeva concentró sus esfuerzos para hacerse un hueco en los en los Estados Unidos, coincidiendo con la llegada de Donald Trump en la Casa Blanca. No importa que el nuevo presidente norteamericano sea el demonio para las izquierdas y para los movimientos ecologistas planetarios, en los cuales había militado activamente Raül Romeva antes de enrolarse en la aventura secesionista de Junts x Sí.

En los Estados Unidos es de obligado cumplimiento el llamado Foreign Agents Registration Act (FARA), un registro donde todos los lobbys extranjeros que operan en el país tienen que explicar en detalle sus actividades. Y la Catalonia Delegation USA Inc. (la embajada que la Generalitat tenía en Nueva York, cerrada hace poco en aplicación del artículo 155) estaba adscrita al FARA, un organismo que hace públicos sus archivos.

De este modo se ha podido saber que el embajador catalán en los Estados Unidos, Andrew Davis, y su ayudante, Xavier Vila, han desplegado en los últimos meses una intensa campaña de relaciones públicas y de influencia con un nutrido número de diputados y senadores del Partido Republicano, en especial los más próximos y de más confianza del presidente Donald Trump. Es decir, Raül Romeva se guardó sus profundas convicciones éticas y progresistas en el armario y ordenó a sus hombres en Nueva York que intensificaran al máximo las relaciones con el entorno inmediato del presidente norteamericano con la hipotética esperanza de que apoyaría y reconocería el proceso secesionista emprendido en Cataluña.

Conocida es la buena relación que tenía, de hace años, el entorno de Artur Mas con el estrambótico congresista de California Dana Rohrabacher (veáis la edición n. 1.257), a quien Carles Puigdemont recibió en el Palau de la Generalitat el 9 de abril del año pasado. Pero desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hasta finales del pasado mes de octubre, cuando el gobierno catalán fue destituido, Andrew Davis y Xavier Vila multiplicaron sus reuniones con congresistas, senadores, jefes de gabinete y asesores legislativos del Partido Republicano: 34, según recoge el último informe del FARA.

Destacan, en este sentido, las gestiones hechas con Francis Rooney, vicepresidente de la comisión de Asuntos exteriores, y con colaboradores de los congresistas Tom Marino, Kevin Yoder, Carlos Curbelo y Tom MacArthur, entre otros.

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