La gripe hermana a los catalanes

Siempre me ha costado entender el conformismo de los ciudadanos con los efectos de la llegada anual de la epidemia de la gripe. Mi madre se extrañaba de que pudiéramos enviar seres humanos a la Luna mientras había tantas carencias en la Tierra. Este 2018 parece que ya se podrá viajar a la Luna a dar una vuelta. Y me pregunto si alguno de los viajeros pillará la gripe si la excursión se hace en invierno.

La explicación que dan a la fatal reiteración de la epidemia gripal es que cada año el virus que la provoca muta y eso hace que sea inútil aplicar una vacuna eficaz universal y de por vida. Cada año nos encontramos con los anuncios de los medicamentos que, si les tenemos que hacer caso, resuelven el tema en un santiamén. Por la mañana te levantas griposo y hecho polvo, tomas una píldora efervescente y puedes ir a correr o a navegar tan fresco. ¡Mentira! Todos sabemos que los efectos de la enfermedad no se desvanecen tan fácilmente. Si fuera verdad no estarían los servicios de urgencias de los hospitales y de los centros de asistencia primaria como están.

Creí que veía la luz al final del túnel cuando mi madre optó por vacunarse y desde que lo hizo nunca más sufrió la gripe. Pero debió ser una flor que no hace verano porque siguen muriendo muchos ancianos y ancianas por culpa de la gripe pese haberse vacunado.

Fallamos como especie en muchas cosas. Lo demuestra que en Estados Unidos tengan el presidente que tienen o que en Cataluña nos encontremos en el callejón sin salida al que nos han abocado las elecciones del pasado 21 de diciembre.

La solución a las epidemias de gripe no depende de la relación política y territorial que se establezca entre Cataluña y España, ni de que se apruebe una Declaración Unilateral de Independencia en el Parlamento de Cataluña o que el Gobierno español replique con la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Depende de que sepamos ser capaces de construir un mundo donde sea imposible que una empresa farmacéutica comercialice un medicamento que cura un determinado tipo de ceguera a quien pueda pagar 850.000 dólares por el tratamiento.

Pocos indepes y anti-indepes que sufran distrofia retinal pueden permitirse este lujo. Unos y otros se encuentran, nos encontramos, en las colas de los servicios de urgencias para que tras unas horas de espera nos receten paciencia y cama para salir del apuro e ir tirando hasta la gripe del año que viene.

La sociedad catalana está dividida por el tema de las patrias. Bisolvon Gripe, sin embargo, nos hermana.

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