El proceso me hace bola…

Los veranos ya no son lo que eran. Antes, los periodistas teníamos que tirar de las serpientes de verano para sobrevivir. Ahora, las noticias no hacen vacaciones; ni las serpientes, de hecho. Vislumbraba con ilusión que una serpiente muy grande, una anaconda verde, por ejemplo, se comiera el hámster del proceso, y por unos días escribiéramos sobre el monstruo del lago Ness, la serpiente de verano por antonomasia, y nos independizáramos de la independencia. Pero no ha sido así, ni tiene pinta a medio plazo que vaya a serlo. El proceso no hace vacaciones y la enorme serpiente del lago Ness hace tiempo que no saca el morro.

No creo ser el único en este país que necesite hacer unas breves vacaciones del proceso. Lo confieso aunque esté mal visto, como me pasaba con el pollo cuando era pequeño, el proceso me hace bola. No digo que no sea interesante, más bien todo lo contrario, pero que dure de lunes a domingo, sin festivos ni vacaciones, se hace farragoso; necesitamos una tregua.

La prematura aparición a finales de junio de una pitonisa afirmando que es hija del pintor Salvador Dalí, con la consiguiente exhumación del cadáver del artista ordenada por una jueza, y con la surrealista confirmación forense que los bigotes del genio ampurdanés se mantienen milagrosamente intactos marcando las diez y diez, me parecía la mejor serpiente de verano que nunca hubiera podido imaginar. Pero la historia nació demasiado pronto (junio), y ahora las noticias, desengañémonos, ya no duran lo que duraban antes; el pintoresco relato se agotó sin llegar al temido (periodísticamente hablando) agosto. Además, Salvador Dalí tuvo que convivir y combatir con el proceso y, ya se sabe, el proceso es muy proceso…

Neymar al margen, otro tema que está copando el interés del verano periodístico es la turismofobia. Un nuevo concepto que podría haber rivalizado con el proceso y permitir un merecido descanso al hámster independentista, que no para de dar vueltas (inútiles) a la rueda de la jaula; pero el proceso irremediablemente acaba absorbiendo todo lo que le rodea. Así, al final, la turismofobia ya forma parte del proceso. El hecho de que sea Arran, movimiento que forma parte del conglomerado de la CUP, socio a su vez de Junts pel Sí en la aventura independentista, quien se haya movilizado y acaparado con énfasis las protestas, ha cargado de razones a los unionistas, que ya tienen caldo de cultivo para hablar y engrandecer la supuesta violencia de uno de los socios independentistas. También el PDeCat ha aprovechado la ocasión para marcar perfil propio y darle un barniz procesista a la turismofobia.

Total, que la serpiente de verano de este verano acaba siendo el proceso. El hámster ya descansará otro año.

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