Pregón

Los barceloneses somos tan espabilados que no sólo queremos todo el pan como el resto de los catalanes, sino que queremos doble ración. Por eso, esta Mercè no tendremos un pregonero, tendremos dos. Que yo recuerde, es la primera vez que se produce una revuelta de estas características, así que mucho me temo que será este hecho –y el contenido y la lengua del pregón, también- el protagonista indiscutible de estas fiestas patronales. Yo lo celebro. El listón festivo quedó tan alto después de ver en directo a Lou Reed que todas las celebraciones posteriores me han dejado más bien fría. Suerte que con este nuevo embrollo en can Colau, la cosa se vuelve a poner interesante.

Todavía tenemos unos días de margen para decidir si escogemos el pregonero oficial o el alternativo, el de un régimen o el del otro. El primero es el escritor Javier Pérez Andújar, designado por el gobierno municipal para dar el pistoletazo de salida a las fiestas y satanizado por los independentistas por satirizar el independentismo con su afilada pluma de extrarradio. El segundo es el histriónico Toni Albà, uno de mis cómicos preferidos hasta que inició una lamentable caza de brujas contra la actriz Carmen Machi por haber criticado a los catalanes que no quieren ser españoles. Sólo los barceloneses que tengan el don de la ubicuidad podrán disfrutar de los dos. Desgraciadamente, el resto de mortales tendremos que hacer como CiU y repartirnos entre los dos como podamos.

El discreto Pérez Andújar no ha dicho ni pío sobre la polémica que se ha montado excepto colgar en sus perfiles sociales viñetas de cómic con mensajes subliminales; por tanto no sabemos si hará el pregón disfrazado de él mismo o de otro y en una lengua ininteligible. En cambio, Toni Albà ha escogido para la ocasión solemne el personaje de Felipe V y supongo que aprovechará el pregón para entonar un mea culpa por todo el daño hecho a Cataluña desde 1714 y, de paso, para liberarla del yugo español, único culpable de la epidemia de corrupción y de estulticia que asola a la clase política catalana desde entonces. Albà ha citado a su ejército de incondicionales en la plaza Pau Vila, al lado del monumento al general Moragues, y ya ha avisado que se despachará a gusto con la alcaldesa de las supermanzanas y de la reinterpretación del Born.

A diferencia de la ridícula guerra de banderas protagonizada el año pasado por el hermano del ministro Torrente desde el balcón consistorial, estoy convencida que el doble pregón de esta Mercè será todo un éxito y el show está garantizado. Por eso, pido a la alcaldesa que de cara al año que viene profundice en su descentralización. Mi propuesta es que cada uno de los 73 barrios de la ciudad haga su propio pregón de la Mercè porque está claro que al vecino de Sarrià le importa un pimiento lo que diga su homólogo del Besòs por mucho que escriba en El País. Y como somos una ciudad modélica en radicalidad democrática, cada barrio tendría que hacer previamente un proceso participativo para votar al pregonero, la temática y la lengua utilizada.

Me consta que hay bofetadas y codazos para ver en directo a Javier Pérez Andújar anunciando por orden del señor alcalde –ahora la señora alcaldesa- el inicio de las fiestas de la Mercè donde destaco los conciertos de Kiko Veneno y el cantante senegalés Baaba Maal. La elección del polémico plumífero martillo de herejes independentistas no ha sido casual y no se tiene que entender como una boutade más del inexperto y desorientado equipo de Colau, sino como una nueva transgresión de lo que hasta ahora se ha considerado políticamente correcto en esta tierra. Ansío saber si el hermano del ministro Torrente se quedará sentado hasta el final del acto o saldrá disparado como hizo hace unos meses al oír la irreverente plegaria de la poetisa Dolors Miquel.

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