Una Cataluña, dos pregones

Muchas fiestas mayores cuentan con un pregón oficial. Es decir, una conferencia o una proclama hecha desde un salón o desde el balcón municipal para dar el pistoletazo de salida a las actividades festivas y lúdicas. En Cataluña y en medio mundo. El pregón que más me ha tocado el corazón en los últimos tiempos es el que hizo el periodista Antonio Pampliega, hace unos días, en Mejorada del Campo, el pueblo madrileño donde nació. Pampliega estuvo secuestrado durante diez meses por yihadistas en Siria.

Es un joven periodista cargado de buenas intenciones. Puso en marcha una recogida de material escolar para los niños y niñas de Alepo, una de las ciudades más martirizadas por la guerra. Le pagaron la buena fe con la privación de la libertad, junto con dos compañeros periodistas más. No es un gran orador, pero sus palabras emocionaron a los que le escuchaban en la plaza de España de Mejorada del Campo.

España es, precisamente, la palabra que no gusta al sector de Cataluña que ha decidido organizar un pregón paralelo al oficial en las fiestas de la Mercè, en Barcelona. El oficial lo pronunciará el periodista y escritor Javier Pérez Andújar, que no es santo de la devoción de los independentistas.

En un país normal no sería nada de especial que se organizara un pregón alternativo al elegido por las autoridades municipales. De hecho, hay fiestas mayores que cuentan con actividades paralelas a las oficiales. La del barrio de Gracia, por ejemplo. Pero, como dicen los independentistas, Cataluña no es un país normal. Y de ahí la crispación que acompaña la polémica del pregón de la Mercè de este año.

Ya es habitual que la lectura del pregón y, sobre todo, la salida del pregonero o pregonera y el alcalde o alcaldesa en el balcón municipal sea recibido con división de opiniones, aplausos y silbidos. Afortunadamente, esta diversidad de criterios nunca acaba a tortas, lo que, según y cómo, puede resultar, incluso, sorprendente.

Este jueves nos podemos encontrar con independentistas que piten a Pérez Andújar en la plaza de Sant Jaume y con anti-independentistas que piten a Toni Albà cuando haga su ‘pregón alternativo’ en el Pla de Palau. Con un poco de suerte, los públicos se repartirán por afinidad y simpatía con el pregonero y no habrá silbidos ni bronca.

El problema será para Catalunya Ràdio y TV3, que deberán elegir qué pregón transmiten en directo. La profesionalidad les obligará a transmitir el oficial. Las presiones desde arriba y la lucha sectaria en la que andan inmersos les demandarán que transmitan también el alternativo. ¿Qué harán?

Suerte que a los barceloneses y barcelonesas aún nos queda BTV.

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