En el debate político catalán y español es habitual que se crucen acusaciones de ‘fascismo‘. Los unos se llaman fascistas a los otros con una gran facilidad. Unos acusan a los unionistas de fascistas porque se oponen al ejercicio democrático del voto en un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Los otros acusan a los independentistas de fascistas por organizar marchas multitudinarias a toque de ‘pito’ y por convertir los medios de comunicación públicos en herramientas de adiestramiento ideológico. Twitter es el escenario donde este intercambio de reproches es más habitual y prácticamente impune.
Quizás sí que hay algún ‘nazi’ emboscado en las filas de los dos bandos en conflicto, pero donde hay muchos es en Alemania, el país donde nació este triste calificativo. Los resultados de las elecciones que se celebraron el pasado domingo en el estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental ponen los pelos de punta. Y no sólo a los alemanes.
Los xenófobos de Alternativa por Alemania (AfD) han obtenido casi el 21% de los votos. Sólo han quedado por detrás del SPD, que con un 30,6% de los votos ha perdido cinco puntos en comparación con las elecciones anteriores, y han superado la CDU de Angela Merkel, que ha bajado del 23% al 19%. También han perdido fuerza Die Linke y los Verdes.
Dentro de 15 días habrá elecciones en la capital alemana, Berlín. El líder de AfD en Berlín se llama Georg Pazderski y en campaña dijo cosas como estas: «Debemos decir NO a la llegada de refugiados; sino tendremos problemas. No sabemos qué hacen, porqué han venido y qué planes tienen«,»Alemania tiene unas ayudas sociales muy elevadas y la gente lo sabe y viene aquí para obtener dinero», «no puede ser que mantener un refugiado nos cueste 3.500 euros al mes cuando con ese dinero pueden vivir dos familias berlinesas», «los refugiados que vienen de Oriente Medio son básicamente pobres, sin educación y muchos de ellos con ideas islamistas que son un peligro para Alemania», «la mayoría de ellos son criminales y esto se puede ver en el negocio de la droga de Berlín«…
Está bien que nos embarquemos en discusiones sobre quién organiza la Diada más lucida y más multitudinaria y que reprochemos a Mariano Rajoy que coloque en el Banco Mundial a un ex-ministro cesado por mentiroso y por tener dinero oculto en el extranjero, pero no dejemos de tener presente qué ocurre en otros lugares del mundo nada lejanos de donde estamos nosotros. No sea que algún día tengamos una república catalana independiente o confederada con España, en el marco de una Europa decantada hacia el fascismo. Fascismo del de verdad.
