BCNantimachista

Barcelona es una ciudad tan moderna que, por tener, tiene incluso un protocolo de duelo que marca las directrices a seguir en caso de muertes de mujeres por violencia de género. El documento, elaborado con entidades que luchan contra la violencia machista, incluye enviar una carta de condolencias a la familia de la víctima, facilitar un lazo a los trabajadores municipales que lo soliciten, comunicar el asesinato en las pantallas informativas del Metro y utilizar en la cuenta oficial de Twitter el hashtag #BCNantimachista. En el último pleno municipal del año se guardarán tantos minutos de silencio como mujeres hayan sido asesinadas en la ciudad y todos los edificios municipales lucirán crespones negros cada vez que se confirme un feminicidio.

El pionero protocolo regula cómo se han de organizar las convocatorias institucionales de rechazo y establece cómo ha de actuar el consistorio desde el punto de vista comunicativo, tanto por lo que respecta a su relación con la ciudadanía como con los medios de comunicación. Para empezar, a los periodistas se les facilitará toda la información del caso desde el mismo gabinete de prensa del Ayuntamiento con el objetivo de concienciar a la ciudadanía contra la violencia sexista. Según la regidora de Feminismos y LGTBI, Laura Pérez, es muy importante que Barcelona disponga de un protocolo de duelo «que rechace simbólicamente pero también –y sobre todo- contundentemente toda la violencia machista».

El documento también incorpora las directrices que ha de seguir el consistorio a nivel interno. Al margen de las iniciativas en el ámbito judicial, también redefine y mejora la colaboración entre el Instituto de Servicios Sociales, el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB) y los Mossos d’Esquadra. Ahora, cada vez que se produzca un intento de agresión a una mujer o se consuma un asesinato se convocará un gabinete de crisis en las primeras cinco horas para coordinar el trabajo de los diferentes servicios de atención. En caso de agresión, se celebrará una segunda reunión de trabajo 24 horas después para evaluar la situación y al cabo de un mes se analizará en qué fase del circuito de acompañamiento se encuentra la víctima.

Queda muy bien tener un manual de instrucciones porque así no has de pensar demasiado. Lo que no tengo tan claro es si estas directrices servirán realmente para combatir la violencia contra las mujeres en Barcelona. Hace unos meses entrevisté a Rakel Escurriol, coordinadora del programa de atención a las mujeres de la cooperativa de iniciativa social TAMAIA-Vivir sin violencia, y no dudó en señalar a la falta de recursos de las instituciones y al tijeretazo aplicado estos últimos años –las campañas de prevención y sensibilización se han recortado hasta un 24%- como dos de los principales culpables del goteo continuo de víctimas, que este 2016 llega ya a las 42 mujeres, 7 de ellas en Cataluña.

Tampoco está muy claro que la publicación de las agresiones con pelos y señales en los medios de comunicación sirva para concienciar a la opinión pública y hay quien lo ve contraproducente porque interpreta que las muertes se banalizan. A pesar de existir un decálogo de buenas prácticas para informar sobre los casos de violencia contra las mujeres, la realidad es que muchas veces los medios –en tanto que correa de transmisión de los postulados del patriarcado- buscan más el impacto de la noticia que no la denuncia. Como decía Escurriol en El TRIANGLE, «se dan todo tipo de datos sobre la noticia, pero nadie analiza la raíz del problema».

Me tendréis que disculpar si me he puesto seria a la hora de escribir sobre este tema y si soy extremadamente crítica al considerar papel mojado los protocolos institucionales mientras hombres y mujeres continúan siendo educados por una ideología machista que legitima el dominio del primero sobre la segunda. Cada vez que mi madre recuerda cómo una vecina se presentó en el entierro de su marido con un martillo para verificar que los clavos del ataúd estaban bien puestos, se me ponen los pelos de punta. El muerto dormía con un machete bajo la almohada y convirtió la vida de su mujer en un infierno del que tardó muchos años en salir.

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