26 votos a favor de retirar la enmienda a la totalidad, 29 a favor de mantenerla y 3 abstenciones. Este fue el resultado de la reunión del consejo político y del grupo de acción parlamentaria de la CUP, que acabó pasadas las once la noche de ayer martes.
El diputado cupero Albert Botran aseguraba que no rompen el pacto, por lo menos en cuanto al cumplimiento de la resolución del 9-N, y su compañera de grupo Eulàlia Reguant se ponía a disposición del gobierno y de Junts pel Sí para volver a negociar los presupuestos, pero no los de este año, sino los del 2017.
Las reacciones a Junts pel Sí son diversas: en las filas republicanas, hay frustración, sobre todo porque confiaban en un acuerdo de última hora; pero en la de los convergentes, hay indignación.
Entre los cuperos se atribuye la imposibilidad del acuerdo al «sector duro de CDC», que identifican con Francesc Homs y Artur Mas.
Con esta decisión, la CUP aborta el debate de presupuestos, puesto que todos los grupos mantienen la enmienda a la totalidad, hecho que obliga a Oriol Junqueras a retirar las cuentas. Esto pone en enormes dificultades la continuidad de la legislatura.
A Junqueras sólo le queda la opción de prorrogar los presupuestos. Los convergentes no pondrán ningún impedimento: cualquier cosa antes de convocar elecciones en este momento, cuando apenas han empezado con la fundación de su nuevo partido.