Oriol Junqueras, vicepresidente responsable del área económica de la Generalitat, se enfrenta a un reto mayúsculo, como ponen de manifiesto los datos sobre la situación heredada del anterior Gobierno que Moody’s, en cuanto a la evaluación crediticia, y el Banco de España, respecto al fardo de deuda, han expuesto durante las últimas horas.
Moody’s ha asignado a Catalunya una evaluación crediticia base B3, que refleja su «débil perfil crediticio», describe esta agencia de rating . Esta nota se encuentra seis niveles por debajo del umbral del bono basura, siete peldaños por debajo de la nota de España y al mismo nivel de las del Pakistán, Bosnia-Herzegovina u Honduras.
Si Catalunya no recibiera las inyecciones del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA), sería uno de los territorios con la calificación más baja de la Unión Europea, de forma que sólo exponentes extremos, por varios motivos, como los de Grecia, Ucrania o Bielorrusia, quedarían por debajo de ella.
Para Moody’s, han crecido las dudas sobre la capacidad de Catalunya de asumir sus deudas a corto plazo. Junqueras, recientemente, ha pedido l ministro español de Economía en funciones, Luis de Guindos, que avance 1.400 millones de euros. La Generalitat calcula que necesitará 7.250 los millones para satisfacer sus necesidades financieras este año.
Deuda duplicada
Por su parte, el Banco de España ha cifrado en más de 70.000 millones la deuda que totalizaba la Generaliat cuando se cerró 2015. El año pasado el pasivo se ha incrementado en 5.500 millones en relación a los casi 64.500 millones con los que se cerró 2014.
Catalunya, que actualmente tiene una deuda igual al 35% de su PIB, lo ha duplicado durante la etapa de Artur Mas como presidente de la Generalitat. El fardo se incrementó en 8.479 millones en 2011, en 8.277 millones en 2012, en 5.819 millones en 2013, en 6.827 en 2014 y, finalmente, en unos 5.500 millones en 2015. Mas heredó del segundo Tripartito una deuda de 35.616 millones de euros.
