Los indios semínolas de Florida presumen de ser la única tribu que nunca ha firmado un tratado de paz con los Estados Unidos. Son una pequeña comunidad, formada por unos 3.500 descendentes de los antiguos nativos que habitaban esta península, y están organizados en seis reservas: Big Cypress, Brighton, Hollywood, Tampa, Fort Pierce e Immokalee. No sólo han conseguido sobrevivir a la colonización y a la arrolladora presión «blanca». Los semínolas han desarrollado un agudo sentido para los negocios que les ha permitido construir un imperio económico, muy potente y diversificado, que les garantiza su independencia y la preservación de sus rasgos étnicos y culturales, a la vez que les genera los recursos necesarios para garantizar la calidad de vida y el bienestar de la comunidad.
Durante el siglo XIX, los semínolas -también conocidos con el nombre de «cimarrones»- protagonizaron tres guerras contra las tropas norteamericanas por la defensa de su territorio e infligieron algunas sonadas derrotas al poderoso ejército enemigo. Además, acogieron con los brazos abiertos a los esclavos de origen africano que huían de las plantaciones y los integraron en su comunidad, donde se consolidó un grupo de «semínolas negros» que todavía perdura hoy. Algunos de los héroes de la resistencia contra los Estados Unidos fueron los caudillos Osceola, Jumper, Alligator, Wild Cat…, que son venerados por sus descendentes.
Los semínoles de Florida tienen su lengua autóctona -el miccosukee-, que han conseguido preservar, y se autogobiernan a través de un consejo representativo que, desde el año 2001, preside Mitchell Cypress. También tienen su propia administración de justicia, su sistema escolar y un medio de comunicación, el Seminole Tribune. El carácter rebelde e indómito de esta pequeña comunidad es legendario y, por ejemplo, sus representantes visitaron a Fidel Castro en La Habana en 1966, en plena Guerra Fría, para mostrar su solidaridad con la revolución cubana.
Hamburguesas made in USA
Florida es la zona turística por excelencia de los Estados Unidos. Y la comunidad semínola ha sabido aprovechar esta avalancha de visitantes para sacar provecho económico y así blindar su autosuficiencia y su independencia. De este modo, en 1979 inauguraron el primero bingo, una actividad de juego que complementaban los otros ingresos (artesanía, producción de azúcar y tabaco…) que obtenían los indígenas de las seis reservas semínolas.
Al otro lado del Atlántico, dos jóvenes norteamericanos, Isaac Tigrett y Peter Morton, habían fundado en 1971 el primer restaurante Hard Rock Cafe. Tenían nostalgia de las hamburguesas made in USA y decidieron crear su propio establecimiento, que asociaron a actuaciones musicales en directo y al homenaje a las estrellas del rock con la exhibición de sus instrumentos y objetos personales (el primero en hacer una donación fue Eric Clapton).
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