La profesión periodística está de luto. Como cada año, la organización Reporteros sin Fronteras (RSF) ha hecho público el balance de la libertad de información en el mundo y, en concreto, el número de periodistas asesinados durante 2015 y los que permanecen encarcelados.
En total, durante los pasados doce últimos meses se ha producido la muerte violenta de 110 reporteros, además de la de 27 periodistas-ciudadanos y siete colaboradores. En la década 2005-2015, RSF trae contabilizado el asesinato de 787 periodistas, una cifra espeluznante que retrata el precio que se tiene que pagar en el siglo XXI por el derecho a la libre expresión.
En el ranking de países más peligrosos destacan Irak y Siria, que es donde más periodistas perdieron la vida el año pasado. También destaca el caso de Francia, debido al atentado sanguinario que, ahora hace un año, diezmó la redacción de la revista Charlie Hebdo. En este sentido, el informe de RSF apunta que en el pasado ejercicio la mayor parte de asesinatos de reporteros se produjo, paradójicamente, en países donde no hay conflictos bélicos declarados.
En cuanto a los periodistas encarcelados o retenidos contra su voluntad, su número ascendía, a finales del 2015, a 207. China, con 23 periodistas en prisión, encabeza el ranking de la represión oficial, seguida de Egipto (22), Irán (18), Eritrea (15) y Turquía (9). En Siria se contabilizan 26 periodistas retenidos como rehenes por grupos armados incontrolados, situación que reproduce el Yemen (13), Irak (10) y Libia (5). A pesar de las proclamas de la ONU para que los países respeten y defiendan la libertad de expresión y la seguridad de los periodistas, las cifras del 2015 elaboradas por el equipo de corresponsales de RSF demuestran, una vez más, todo el contrario.
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