Convergència creará un «partido bueno», con unas nuevas siglas, nuevas caras, nuevo ideario y sin vínculos con el pasado, a pesar de que mantendrá el «partido malo», con las siglas CDC, con Andreu Viloca como administrador y con la única misión de hacer de dique de contención de las condenas judiciales que vendrán por los múltiples casos de corrupción. A diferencia del sector de la banca, que con la crisis creó el llamado «banco malo», los convergentes han optado por dejar la mierda en CDC y crear un «partido bueno» para los que estén limpios de corrupción.
El cerebro de esta operación no es Artur Mas, ni ningún miembro de su ejecutiva, sino el abogado Xavier Melero, que se encarga de la defensa legal de Convergència, pero también de la de Andreu Viloca (caso 3%), Daniel Osàcar (3% y Millet), Daniel Masagué (3%) Oriol Pujol (ITV) y Josep Prat (Innova).
Según el diseño que ha hecho el despacho de Melero, CDC continuará existiendo, pero reducida a la mínima expresión, tan sólo como entidad liquidadora para hacer frente a las condenas judiciales. CDC mantendrá las mismas cuentas bancarias, las propiedades -quince locales están embargados por el caso Millet- y una parte del actual personal de finanzas, incluido el actual tesorero, Andreu Viloca, que está en situación de libertad con cargos después de que su partido depositara una fianza de 250.000 euros.
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