Son cosas del fútbol y de la política. Leo Messi, jugador del Barça, y Artur Mas, presidente de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de la Generalitat, en funciones, se han lesionado y deberán estar una temporada en el banquillo. El futbolista dicen que tiene para unas semanas. El político probablemente tendrá para varios meses.
La expresión ‘nadie es imprescindible’ se suele utilizar cuando se tiene que prescindir involuntariamente de alguien. Es una forma de consolarse ante una realidad contra la que no se puede hacer nada.
Leo Messi se rompió el ligamento colateral interno de la rodilla izquierda el pasado 26 de septiembre y su lugar deberá ser ocupado por algún otro jugador del equipo.
Al día siguiente, los catalanes rompieron con su voto la ilusión de Artur Mas de ser reelegido sin problemas presidente de la Generalitat. Mas, que se considera imprescindible, aunque ha afirmado en alguna ocasión que si hace falta dará ‘un paso al lado’, intenta disimular la lesión. Anda renqueante y todo el mundo le ve la cojera pero él y los suyos quieren hacer creer que está en plena forma.
Si Messi quiere recuperarse demasiado pronto se equivocará. Las lesiones curan a su ritmo y la recuperación tarda lo que tarda. Volver a jugar antes de tiempo es peligroso para su salud y puede perjudicarle a él y a su club.
Si Mas se empeña en continuar al frente del proceso independentista se hará daño él y hará daño a la causa que dice defender.
Ahora toca descansar. A los dos.
Los médicos calculan que el futbolista podrá volver a jugar en un par de meses.
Los analistas políticos no cegados por la pasión partidista auguran a Mas un descanso de unos meses o la retirada definitiva. Ni siquiera en el caso de que se vuelvan a celebrar pronto elecciones al Parlament sería lógico que encabezara ninguna candidatura, después de la artimaña de ocupar la cuarta posición en la lista de Junts pel Sí. Si la hoja de ruta planteada por esta candidatura se puede cumplir y dentro de 18 meses nos vuelven a convocar a las urnas, quizá sea la hora de que vuelva al primer plano de la política catalana.
Pero ahora es tiempo de que jueguen Munir, Sandro, Neus Munté o Raül Romeva.
La Champions y la independencia se han puesto difíciles, eso sí.
