¡Botemos a Mas!

El Parlamento autonómico de Catalunya, recuperado tras la muerte del dictador, tiene 35 años de historia, de los cuales durante 28 años ha dado su confianza a gobiernos encabezados por CiU: 23 años de pujolismo y 5 años con el presidente Artur Mas en el Palau de la Generalitat. Es decir, el 80% de estos 35 años de autogobierno han estado en manos de unos mismos intereses políticos, económicos y mediáticos.

Siento disentir: estas elecciones del 27-S no se juegan en clave de futuro -independencia sí/ independencia no- como nos intentan vender desde Junts pel Sí y desde sus satélites y sus prolíficas terminales publicitarias. Estas elecciones sirven, como todas las elecciones, para juzgar, a través de las urnas, el pasado y el presente de un país: el nuestro.

Y el veredicto tiene que ser objetivo, sereno e implacable. Durante 28 años, Convergència Democrática (con la coletilla de Unió, que ahora ha abandonado el barco) ha conducido el timón de Catalunya. Por lo tanto, si estamos donde estamos y tenemos lo que tenemos es, en un 80%, responsabilidad directa de Jordi Pujol y de Artur Mas.

No vale invocar un futuro de color de rosa con la estelada en el puño. Todas las personas -y yo el primero- deseamos lo mejor para nuestros hijos y para nuestros nietos. Todas las personas -y yo el primero- soñamos en un Planeta donde reine la paz y la armonía, empezando por el trozo de tierra donde vivimos y el que tenemos más cerca.

Cada persona es un mundo y el arte de la política es la construcción de sociedades tolerantes, abiertas, justas y solidarias, donde cada cual encuentre un espacio de libertad y confort para desarrollar sus ilusiones, respetando la libertad de los otros. Este es el anhelo profundo de la Humanidad y justo es decir que, en el decurso de los siglos, hemos hecho mucho camino hacia esta loable Utopía.

¿Ha estado bien gobernada Catalunya durante estos tres años de la X legislatura? ¿Ha hecho un buen trabajo el presidente Artur Mas en beneficio del conjunto de la sociedad catalana? ¿Ha mejorado nuestro país en aquello que es consustancial al bienestar de los catalanes? Esto es lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de ir a votar este próximo domingo.

Apelar a supuestos «enemigos exteriores» para justificar los errores y carencias propias es una excusa de mal pagador. La Generalitat, en el contexto actual, tiene un amplio abanico de competencias que inciden en la vida cotidiana de la gente. Obviamente, a mí y a todos nos gustaría que este techo de autogobierno fuera más alto, pero esto es harina de otro costal y su concreción requiere un amplio consenso (posible y factible).

Me duele el corazón al decirlo, porque me gustaría que la realidad fuera otra: Artur Mas ha sido un pésimo 129º presidente de la Generalitat y es nuestra obligación botarlo democráticamente este próximo 27-S.

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