Los partidos políticos catalanes deben de 57 millones a las entidades bancarias, según refleja el último informe que acaba de hacer público el Tribunal de Cuentas, referido al análisis de las cuentas del ejercicio de 2013. En el conjunto del Estado español, las 28 formaciones políticas con representación institucional tienen créditos con los bancos por un total de 205,7 millones de euros y, como es obvio, el PP (con 40,5 millones) y el PSOE (con 64,5 millones) encabezan el ranking de los partidos con compromisos bancarios.
Antes de su escisión, los partidos Convergència Democràtica y Unió Democràtica y la federación CiU acaparaban la mayor part de el endeudamiento de los partidos catalanes con los bancos: en concreto, 30,7 millones de euros. Los seguían en el ranking el PSC, con 13,5 millones de créditos vivos, e Iniciativa per Catalunya, con 12,5 millones.
Según el dictamen del Tribunal de Cuentas, Esquerra Republicana es, en términos generales, el partido catalán mejor gestionado y administrado que, además, presenta un pequeño apalancamiento bancario de sólo 270.524 euros.
La «desfederación» de Convergència con Unió, consumada el pasado 19 de junio, no sólo tiene efectos políticos: la situación económica de los dos partidos y de la antigua coalición CiU es un rompecabezas de dificilísima solución. El partido de Artur Mas tiene deudas con los bancos por 4,5 millones, mientras que el de Josep Antoni Duran Lleida está entrampado con 17,2 millones de euros y la federación de CiU acumula, a su vez, 9 millones más en préstamos pendientes de devolver. ¿Cómo se lo harán para repartirse este «muerto», si las heridas entre ambos partdos todavía sangran?
La lacra de la corrupción
Del informe 1108 del Tribunal de Cuentas se desprende que, en la actualidad, todos los partidos políticos del Estado español viven, fundamentalmente, de las subvenciones que cobran de las instituciones donde tienen representación (las Cortes, los parlamentos autonómicos, los ayuntamientos…).
Los numerosos escándalos de corrupción que han salpicado a las formaciones políticas en los últimos años han hecho menguar drásticamente los «donativos» de la contabilidad interna de las organizaciones partidistas. En cambio, aumentan los ingresos de los cargos electos, que destinan una parte de su sueldo institucional a sufragar los gastos del partido del que forman parte.
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