¿Qué dilema tiene Rajoy con Alicia Sánchez-Camacho?

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Por primera vez, la prensa conservadora madrileña se pregunta abiertamente sobre la necesidad de prescindir de Alicia Sánchez-Camacho como candidata a la presidencia de la Generalitat.

En la sede popular de la calle Génova de Madrid, que es donde se toman estas decisiones, se argumenta que los sondeos electorales recortan día a día las expectativas electorales del PP, sobre todo en beneficio de Ciudadanos, y que este hecho impone un cambio de candidato.

Entre los defensores de la sustitución de Sánchez-Camacho se señala que se trata de una dirigente quemada por el escándalo de La Camarga, que pierde claramente la batalla de la imagen en el enfrentamiento con Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadaos, y que hasta el último momento aseguraba que era imposible un pacto entre CDC y ERC para una lista conjunta.

A favor de Sánchez-Camacho se apuntan dos cuestiones: que Mariano Rajoy, que debe bendecir cualquier cambio de cabeza de lista, es poco partidario de las novedades, como lo demuestra el hecho que mantuviera Esperanza Aguirre o Rita Barberà en las elecciones de mayo pasado; y que la presidenta del Comité Electoral Nacional del partido es la misma Sánchez-Camacho.

Fuentes de los populares catalanes consultadas por este digital reconocen que Andrea Levy, la nueva responsable de Estudios y Programas del PP, sería un revulsivo, sobre todo para parar la fuga de votos hacia Ciudadanos, pero que «está verde» como cabeza de lista porque no tiene experiencia parlamentaria.

Estas fuentes señalan que no pueden dejar «querencia» Sánchez-Camacho, en la marginación política y en la miseria económica y que, en el supuesto de que se la sustituyera como cabeza de lista por el 27-S, continuaría como senadora y sería candidata en las generales, si bien por detrás del ministro Jorge Fernández.

En definitiva: el futuro de Sánchez-Camacho está en manso de Rajoy y, para ser más exactos, de su jefe de gabinete, Jorge Moragas: según se explica, la demoscòpia aconseja sustituirla y enviarla a las generales, pero Moragas no tiene ganas de verla en esta lista sobre todo si él también forma parte. Este es el dilema.

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