El último muerto, la semana pasada, en la C-55, en el tramo que va de Manresa a Abrera, ha vuelto a poner encima de la mesa el debate sobre una carretera que utilizan más de 30.000 coches diarios y que tiene uno de los índices de siniestralidad más altos de Cataluña. Ahora bien, lejos de consensuar soluciones, Gobierno catalán y oposición se han reprochado las víctimas mortales por la falta de inversión mientras gobernaban. El consejero Vila ha aportado la única novedad con la promesa de presentar, antes de que acabe el año, una propuesta «plausible» para los conductores.
La Generalitat no tiene dinero para desdoblar la C-55 a pesar de que la Unión Europea recomiende el doble carril para carreteras con más de 12.000 vehículos diarios. La alternativa pasa, pues, por rebajar el peaje de la autopista paralela a esta vía. ICV-EUiA y PSC han pedido al Gobierno que desdoble o que rebaje el peaje. Y Vila ha respondido que antes de final de año «tendrán una propuesta para valorar». La alternativa pasará por una rebaja del peaje.
A partir de aquí, reproches por la falta de inversión y por los muertos. «Sería injusto atribuir al Gobierno la responsabilidad de un accidente, y no me haga recordarle el desperdicio de recursos cuando había acceso al crédito», ha replicado Vila la pregunta de la diputada ecosocialista Laura Massana.
