A pesar de hacer todo aquello posible para quitar legitimidad, con calificaciones como «fiesta» o «farsa», a la votación independentista de este domingo, el Partido Popular ha estructurado el mensaje del 10-N alrededor de la figura retórica rescatada a primeros del proceso: la mayoría silenciosa que, según ha dicho este lunes Sánchez-Camacho, ha quedado retratada con los datos de participación.
Si el total de personas que votaron, 2,2 millones, suman, según cálculos populares, los mismos votos que los partidos pro consulta en las últimas autonómicas, entonces «no se pueden sobredimensionar los resultados» y se puede tildar de «fracaso» la organización de las entidades.
«Sólo han podido movilizar a un 35% del censo, contando menores. Siete de cada diez no estaban ayer a favor de la independencia y no fueron a votar», ha dicho Camacho, para comparar los resultados con el referéndum escocés. «Allí participó el 85% ante el 35% de los de aquí. Aquí fueron todos los independentistas de Cataluña, que sólo son una tercera parte de los 7,5 millones de catalanes. No representan más que un tercio del censo. El 9-N ha demostrado que el mundo independentista es residual y no mayoritario en Cataluña», ha concluido.
