La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, ha respondido con cajas destempladas a la propuesta mediadora de Alicia Sánchez-Camacho, que propugna un nuevo sistema de financiación para Catalunya, en sintonía con el pacto fiscal que reclamaba Artur Mas durante la pasada legislatura o las iniciativas negociadoras que, en el mismo sentido, alientan los poderes económicos catalanes, con la patronal Foment del Treball al frente.
Alicia Sánchez-Camacho, que vive de cerca la fiebre independentista que ha prendido en parte de la sociedad catalana, quiere ejercer como bombero y, ante la incomprensión generalizada del resto del PP, se suma ahora a las tesis que defendía hace dos años CiU. Pero su propuesta de pacto fiscal –que ella se encarga de matizar, sin éxito, por activa y por pasiva–, no sólo incomoda en la calle Génova y a los poderosos barones territoriales del partido.
En el seno del propio PPC, de la que ella es presidenta, también se oyen voces contrarias a este entreguismo a los postulados nacionalistas, que la vieja guardia vidalquadrista siempre ha combatido con vehemencia.
Método 3 entra en sus vidas
Curiosamente, Alicia Sánchez-Camacho y Dolores de Cospedal tienen un mismo nexo en común: Método 3. La primera, porque fue protagonista de la grabación realizada de su almuerzo con Vicky Álvarez y del consiguiente culebrón judicial que se desató tras su divulgación y que acabó con la detención del ex director, Francisco Marco, y de tres ex empleados de la agencia de detectives. Con posterioridad, la presidenta del PPC concedió el perdón del ofendido a Marco, en un intento de enterrar el caso.
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