La existencia de una trama familiar en torno al presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, destinada a beneficiar con adjudicaciones públicas el holding empresarial vinculado a su familia, cuenta ahora con nuevas evidencias. La semana pasada, el secretario del consejo de administración de la nacionalizada Bankia, Miguel Crespo, informó a la Fiscalía Anticorrupción de la existencia de una quincena de operaciones sospechosas, principalmente créditos irregulares, concedidos por Bancaja, posteriormente integrada en Bankia, a empresas de la familia Cotino.
Según explicó Crespo al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, la entidad financiera concedió al menos 35 millones de euros a Share Capital, una sociedad en la que participan dos empresas de los Cotino, para comprar viviendas en varios países de la Europa del Este.Estos préstamos estarían relacionados, además, con las supuestas aportaciones que Sedesa, empresa propiedad del clan Cotino, habría hecho a la caja B del PP que controlaba Luis Bárcenas.
«He metido la pata muchas veces en temas personales y de gestión, pero nunca la mano», se ha defendido Cotino, personaje fundamental para comprender la política valenciana de las dos últimas décadas. Agregado del Opus Dei, es el referente del sector democristiano del PP valenciano. Procedente de una familia de empresarios agrícolas, inició su carrera política en las filas de la desaparecida Unió Democràtica del País Valencià, desde donde saltó a Unión de Centro Democrático (UCD) a finales de los años setenta, formación por la que fue concejal de su municipio, Xirivella. Disuelta UCD, ingresó al Partido Demócrata Popular (PDP), donde coincidió con conocidos dirigentes como Jaime Mayor Oreja, Javier Arenas y José Ignacio Wert. Todos ellos terminaron en el Partido Popular.
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