Sin derecho a saber no hay derecho a decidir

El proceso de degeneración de la vida pública que vive Catalunya es alarmante. Si no sabemos discernir el grano de la paja corremos el peligro de situarnos fuera de la realidad y caer en la destrucción colectiva.

 

Estos días el diario El Mundo publica los mails que se cruzaron Jordi Pujol Ferrusola con su ex socio argentino Gustavo Shanahan. No seré yo quien defienda a Pedro J. Ramírez ni la línea editorial del diario que dirige, que considero totalmente desenfocada y desafortunada en relación con Catalunya, como la de la inmensa mayoría de los medios de comunicación de Madrid.

 

Pero las aportaciones periodísticas que está haciendo El Mundo sobre Jordi Pujol Jr. son, en este caso, de primera calidad. Según el testigo directo de Gustavo Shanahan, el primogénit del ex presidente de la Generalitat aportó a la empresa que explotaba el puerto argentino de Puerto Rosario más de 12 millones de euros, empleando sociedades radicadas en los paraísos fiscales de Suiza, Panamá y Andorra.

 

Todo el mundo es muy libre de gastar su dinero donde quiera y cómo quiera, sólo faltaría. Pero las revelaciones del empresario Gustavo Shanahan ponen el dedo en la llaga: ¿cómo obtuvo Jordi Pujol Jr. la carretada de millones que después ha invertido en América Latina? Esta es la cuestión.

 

Quienes hemos investigado las cloacas del pujolismo siempre hemos tenido muy claro que Jordi Pujol Jr. no tenía oficio ni beneficio. Su único «trabajo» conocido era el de cobrar comisiones a los empresarios que obtenían o querían obtener contratos de la Generalitat. Como Luis Bárcenas, vaya. Pero con la particularidad que el dinero no llegaba nunca al partido: se lo quedaba él.

 

A esto se refería el ex presidente Pasqual Maragall cuando denunció en el Parlament «el 3%». Al despacho de la calle Ganduxer número 5 donde el hijo grande de Jordi Pujol se hacía traer los fajos de billetes en negro, que después colocaba en el extranjero. ¿Por qué no hay ningún empresario valient que rompa el «omertà» y dé testimonio de este execrable chantaje perpetuado durante años a la sombra del palacio de la Generalitat?

 

Para hacerse grande, Catalunya necesita «matar al padre» y librarse, por siempre jamás, de la nefasta tutela del pujolismo. Hasta que no consigamos que salgan a la luz pública todas las martingalas económicas de la familia Pujol-Ferrusola nunca podremos ser libres de verdad.

 

Para mí, toda la efervescencia soberanista que nos toca vivir es fuego de virutas. Una burda maniobra inspirada por el «clan Pujol» para desviar la atención de la opinión pública sobre aquello que es esencial: el enriquecimiento ilícito logrado con la corrupción a gran escala que caracterizó su largo mandato.

 

El «derecho a decidir» es el gran camelo que se nos quiere hacer tragar para tapar la acción de la justicia sobre la «trama convergente» y, en especial, sobre la familia del ex presidente Pujol. Una prueba fehaciente de esta burda operación de encubrimiento es el clamoroso silencio de los grandes medios de comunicación de Catalunya -todos subvencionados- sobre el «affaire» Jordi Pujol Jr.. Como periodista, siento vergüenza profesional por el silencio mediático que rodea este y otros casos de corrupción que afectan al «eje» del sobiranismo.

 

Con la manipulación y la censura nunca avanzaremos. El bello sueño de la independencia sólo es creíble y factible si, previamente, la verdad resplandece. Para poder ejercer el derecho democrático a decidir, antes tenemos que tener garantizado el derecho democrático a saber. Y esto, por ahora, en Catalunya no es posible. ¿Cómo podemos reclamar en Madrid el derecho a decidir si desde aquí se nos niega el derecho a saber?

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