El Gran Oriente de Francia, la entidad más importante de la masonería francesa y una de las más relevantes del mundo. El fin de semana pasado, el GOF celebró su congreso (ellos le llaman convento) para elegir un nuevo Gran Maestro (Presidente). Esta vez, había dos candidaturas, la de Alain Simon y la de Daniel Keller. La sorpresa fue la elección de este último, un ejecutivo que representa un cierto giro de la línea seguida por la organización.
El GOF mantiene desde hace años unos vínculos muy estrechos con el mundo de la política y no es ningún secreto que tiene unas buenas relaciones con el Partido Socialista Francés. Dentro del Gran Oriente, una corriente de «hermanos» preconizaba una mayor independencia respecto a los partidos, y esta fue una de las argumentaciones de Keller, ante un Simon muy ligado al PSF y que era visto como el hombre del aparato de la entidad.
La influencia del Gran Oriente en la sociedad francesa es enorme. Dentro de la masonería del país vecino, el GOF representa la rama más laicista de los francmasones y de clara línea progresista, que no cambiará con el nuevo Gran Maestro.
