La semana pasada, en la inauguración de la feria de agosto de Valls, el consejero de Empresa y Empleo, el convergente Felip Puig, fue recibido por una cuarentena de personas con pitos y una pancarta donde se leía «Aturem BCN World», el macroproyecto de casinos y hoteles que se pretende levantar en la costa tarraconense.
Previsiblemente, de ahora en adelante, el presidente Mas y sus consejeros serán recibidos de este modo cada vez que pisen el Camp de Tarragona. Joan Pons, portavoz de la plataforma Aturem BCN World, avanza a este semanario que a partir del próximo septiembre, cuando se tramite en el Parlamento la nueva ley para permitir la construcción del emporio de casinos, intensificarán las protestas: de momento, no preparan ninguna manifestación multitudinaria, pero sí múltiples actos informativos y contactos con asociaciones.
Entre estas entidades están las que luchan contra la ludopatía. Desde la Federación de Asociaciones Catalanas de Afectados por los Juegos de Apuestas (Facajoc) se critica la decisión de la Generalitat de permitir que los casinos catalanes ofrezcan la posibilidad de jugar a crédito, tal como prevé el proyecto de ley de centros recreativos turísticos (CRT), aprobado por el Consejo Ejecutivo de la Generalitat el 30 de julio. El hecho de que se pueda jugar a crédito podría incrementar las ludopatías, que afectan a un 3% de la población catalana, unas 150.000 personas.
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