Uno de los ponentes de la Constitución, Miquel Roca, ha empezado la comparecencia de este martes al Parlament con una declaración de intenciones: «Romper la convivencia me estremece» para matizar después que todo el ajetreo sobre la futura ley de consultas para que Catalunya pregunte a la ciudadanía sobre su futuro es únicamente un «debate político». «Estoy convencido que la ley es constitucional», ha dicho para callar las voces críticas.
Roca ha cargado, con un ejemplo, contra el Tribunal Constitucional y su doctrina. El Estatuto de Catalunya tiene unos artículos anulados por inconstitucionales que el Estatuto de Andalucía copió literalmente, así como los de las islas Baleares y la Comunidad Valenciana, «pero los preceptos catalanes se eliminan y los otros perduran».
«Es el abogado el que reacciona y se siente herido, no políticamente«, ha dicho, para considerar que el TC no le merece «respeto» porque no tiene «ninguna credibilidad».
«Aquí no nos pronunciamos sobre la constitucionalidad de la ley sino sobre el uso que se hará, pero esto ya no me corresponde a mí. Yo he pretendido ser un hombre respetuoso con las instituciones, pero cuando yo señalo que el TC no tiene esta capacidad de respeto colectivo sólo recojo la expresión unánime de Catalunya», ha remachado.
Por lo que respecta al proyecto de ley de Consultas, Roca ha rechazado meterse en el debate político sobre el uso que se le quiere dar a la ley con la consulta independentista. Sobre el articulado, el abogado ha defendido que la redacción «con conceptos indeterminados» del texto constitucional permite una interpretación «que se adapta a los tiempos y las necesidades de la gente».
Y ha recordado que en este país se ha suprimido el servicio militar sin cambiar la CE, porque «se hizo una lectura inteligente». «Cuando la redactamos, creen que pensamos sinceramente en la regulación del matrimonio homosexual? Ya les digo yo que no, pero hicimos una redacción que se pudiera adaptar sin cambiar preceptos», ha concluido.
