«Consejero Espadaler, cese al director general de la Policía, ya no se lo diré más, de aquí a veinte minutos me pierde de vista y ya no le daré más la lata», ha pedido durante los dos días que ha durado el plenario del Parlament, el diputado socialista, Xavier Sabaté, al consejero de Interior.
La última vez, el jueves al atardecer durante el último punto de la orden del día correspondiente a una moción sobre la optimización de recursos contra los incendios forestales. «Hágalo, de verdad, para que el clima en el cuerpo se restablezca y haya una mejor imagen», ha insistido, ante el silencio de los responsables políticos de los Mossos.
El parlamentario socialista considera que Prat ha colaborado con su actuación a «deteriorar la imagen del cuerpo, ha escondido o desconocido, como era su obligación, información relevante en casos de amplia y grave repercusión social como el caso Ester Quintana o de las movilizaciones sociales de los últimos meses».
La dimisión o el cese político que reclaman a Espadaler se origina en el momento, ocho meses después del suceso, que el consejero reconoce por primera vez que había una furgoneta de la Brigada Móvil de los Mossos d’Esquadra en la zona donde Ester Quintana perdió el ojo. Un apunte que contradice la que era hasta ahora la versión oficial, que negaba que hubiera ninguna dotación policial entre Gran Vía y Paseo de Gracia.
Una versión que ha sido defendida por el todavía director general de la policía autonómica, y por quién entonces era su superior, Felip Puig. Prat aseguró en diciembre que si aparecía una prueba que demuestre que a Ester Quintana la hirió una pelota disparada por un mosso dimitiría «inmediatamente».
La cadena operativa, los mossos han sido apartados de la Brimo, ya ha asumido las primeras responsabilidades. Felip Puig puso el cargo a disposición del presidente Mas. Pero Interior mantiene el silencio sobre el futuro del actual director general de los Mossos.
