Joan Ferran, autor en El Triangle https://www.eltriangle.eu/es/author/autor-124/ El Triangle és un setmanari d'informació general, editat a Catalunya i escrit en llengua catalana, especialitzat en investigació periodística Fri, 30 Oct 2020 06:00:00 +0000 es hourly 1 https://www.eltriangle.eu/wp-content/uploads/2020/11/cropped-favicom-1-32x32.png Joan Ferran, autor en El Triangle https://www.eltriangle.eu/es/author/autor-124/ 32 32 El tunecino https://www.eltriangle.eu/es/2020/10/30/noticia-es-107800/ https://www.eltriangle.eu/es/2020/10/30/noticia-es-107800/#respond Fri, 30 Oct 2020 06:00:00 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2020/10/30/noticia-es-107800/   Ahmed, el tunecino, no es un príncipe de Las mil y una noches. No viaja  a lomos de un corcel alado ni en una alfombra mágica de Tangu. Jamás cubrió el cuerpo con sedas orientales, pedrerías y prendas delicadas. Nadie le corteja ni le lisonjea en un harén. No es objeto de adulación ni ... Leer más

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Ahmed, el tunecino, no es un príncipe de Las mil y una noches. No viaja  a lomos de un corcel alado ni en una alfombra mágica de Tangu. Jamás cubrió el cuerpo con sedas orientales, pedrerías y prendas delicadas. Nadie le corteja ni le lisonjea en un harén. No es objeto de adulación ni admiración. En su Magreb natal vivió ajeno a los efluvios de las esencias y de los delicados perfumes del bazar. Tampoco se extasió con el cimbreo y la sonrisa insinuante de las bailarinas del Gran Hotel. Apenas probó manjares exquisitos ni se deleitó con los frutos de los vergeles de Tozeur.

Hijo de la pobreza jamás acarició un rubí, tampoco una esmeralda… Hoy Ahmed, el tunecino, es un nómada de ciudad. Camina por las calles de la gran urbe con su viejo paraguas amarillo dibujando enormes círculos. Pasa y vuelve a pasar. El transcurso del tiempo ha difuminado la imagen del primer encuentro… Sí, pero aun puedo recordar sus andares decididos portando, en bandolera, un viejo macuto. Era joven, de piel curtida por el sol y  ojos color miel. Se aproximó con estudiada calma y preguntó qué hora era para, acto seguido, solicitar socorro económico. Explicó que, por razones familiares, le urgía regresar de inmediato a Bizerta, que se hallaba sin peculio y suplicaba ayuda a la gente de buen corazón… Se ganó un puñado de monedas y un clásico y sentido: ‘que la suerte te acompañe’.

Pasaron unos meses, en el mismo lugar y a la misma hora, topé de nuevo con Ahmed. No me reconoció. Me abordó con palabras parecidas, y argumentario idéntico al de la vez anterior. Pidió auxilio económico de nuevo. Con manifiesta frialdad le advertí que me sentía engañado, que en otro momento creí en su historia de regreso urgente al hogar, que no tenía intención de ablandar de nuevo mi cruel corazón. Calló perdiendo la mirada entre las verdes hojas de los arboles del paseo. Clavó sus ojos en mí y, herido en su orgullo, espetó:

¿Eres racista? 

Desconcertado, tardé unos instantes en alegar:

No, claro que no… pero no soporto el engaño; sigues aquí..

No mediaron más palabras. Marchó raudo paseo arriba sin volver la vista atrás. Las vidrieras de Armani reflejaban su escuálida figura superpuesta a trajes elegantes y complementos ostentosos. Luego, al igual que un aroma fugaz de primavera, se evaporo entre la gente.

En otra ocasión observé como Ahmed seducía a un turista adinerado; lo cameló con esa habilidad innata para fabular que sólo poseen los cuentacuentos árabes. Y así, de tarde en tarde y de año en año, he envejecido con Ahmed. El tunecino ya forma parte del paisaje y del paisanaje permanente que deambula por las calles de la metrópoli. Está ahí como los morenos del top manta, los policías de paisano, los trileros, las palomas, las putillas de tarde, las cotorras argentinas y los vendedores de la ONCE… Nos conocemos de vista, de cruzar miradas, cuatro frases perdidas en el tiempo y poco más. Hemos madurado juntos al abrigo de humedades y olores mediterráneos.

 Han transcurrido casi veinte años y vuelvo a hablar con él. Averiguo que se llama Ahmed, como el príncipe de ‘Las mil y una noches’. Le pregunto si aun piensa en regresar a Túnez.  Vuelve a extraviar la mirada, como antaño, entre las hojas verdes de los plataneros del paseo. Me cuenta, con voz trémula, que no puede ni quiere volver. Lamenta el deterioro de la paz social en su país de origen, maldice a los integristas y valora la atmosfera de libertad que dice respirar en occidente. Tiene mal aspecto. Ha adelgazado en extremo. Carece de dinero y de trabajo estable. Me revela que un matrimonio sirio le permite dormir en su casa del Raval con la condición, inexcusable, de abandonar la vivienda al amanecer. Me cuenta una vivencia de infancia  en la que un anciano muere deshidratado por no romper el ayuno. Afirma seguir  escrupulosamente el ritual del Ramadán, los ayunos, el rezo y las obras de caridad… Me recuerda, también,  que el Corán permite a enfermos y ancianos obviar la prohibición de alimentarse.

Ahmed seguirá vagando con su viejo macuto trazando círculos inexistentes, aguardando que el virus se marche y los turistas de cruceros de lujo vuelvan. Su imagen continuará reflejándose en los escaparates de las mejores boutiques y  grandes almacenes de la ciudad.

¿Hasta cuándo?

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¿Qué es JuntsxCatalunya? https://www.eltriangle.eu/es/2020/08/07/noticia-es-106984/ https://www.eltriangle.eu/es/2020/08/07/noticia-es-106984/#respond Fri, 07 Aug 2020 19:41:54 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2020/08/07/noticia-es-106984/ Es evidente que en el mundo de la política partidaria a menudo es más fácil recuperar, recalentar y freir de nuevo conceptos y prácticas del pasado que innovar. A veces nos quieren vender como nuevo algo que lleva el perfume de otras épocas y la terminología de viejos y olvidados discursos. En este sentido sería bueno ... Leer más

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Es evidente que en el mundo de la política partidaria a menudo es más fácil recuperar, recalentar y freir de nuevo conceptos y prácticas del pasado que innovar. A veces nos quieren vender como nuevo algo que lleva el perfume de otras épocas y la terminología de viejos y olvidados discursos. En este sentido sería bueno que, más allá de seguir y observar el rifirrafe político y las personas elegidas para dirigir la última iniciativa organizativa diseñada en Waterloo, fuésemos capaces de averiguar y definir mínimamente qué caray es, y qué hay en la operación de Junts.

Más allá de saber cuántas vicepresidencias tendrá, qué adhesiones recogerá y el número de militantes que se reunirán, resulta importante saber qué tipo de movimiento se está gestando en Catalunya y qué discurso está elaborando para ofrecer a su electorado. ¿Estamos hablando de una reencarnación del viejo pujolismo, o quizás estamos ante un sincretismo político relleno de populismo nacionalista y culto a la personalidad, adobado con frustraciones colectivas? Conviene saber todo esto para evitar sorpresas futuras, disgustos y lamentaciones.

El ilustre historiador y politólogo, Jean Touchard, en su Historia de las ideas politicas definió el peronismo como un 'nacionalismo popular, demagógico y con pretensiones autárquicas'. Nos explicó, también el francés, que una de las características de aquel populismo peronista era la exaltación del liderazgo de Juan Domingo Perón, y la identificación de su persona con el pueblo y la patria. La utilización de los sentimientos y un habilidoso uso de los símbolos -incluyendo el fenómeno Evita -dieron al general argentino buenos réditos políticos.

Cómo pueden comprobar, establecer un cierto paralelismo entre ambos movimientos no es nada forzado. En el fondo del discurso puigdemontiano radica un desprecio hacia la ley, un panegírico constante de la desobediencia y el establecimiento de una correspondencia perversa entre el movimiento que pretende impulsar y Catalunya. Después de la presentación en sociedad de Junts, podemos afirmar que el puigdemontismo ha hecho un paso más para fagocitar todo lo que se mueve en el universo independentista. Resulta paradójica escuchar a políticos prehistóricos como Mascarell, Trias o Colomines, decir que los partidos son 'instrumentos caducos' y que la brisa de Waterloo nos curará de todos los males. Hablan de transversalidad nacionalista, obvian quién recorría históricamente a este concepto para esconder, por ejemplo, los conflictos de clase y perpetuar las élites oligárquicas.

Edward Gibson -sociólogo doctorado en Columbia, catedrático en Northwestern y autor de varios libros especializados en movimientos politicos- ha reflexionado a fondo sobre lo que considera uno de los rasgos fundamentales del peronismo y, por extensión, del nacionalismo populista. Gibson destaca 'la elasticidad', la capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes de la política que tienen estos populismos pero, sobre todo, su esfuerzo titánico para impedir el nacimiento y consolidación de otras alternativas (ahora pienso en el PDCAT o ERC). En su estudio sobre el modus operandi del peronismo remarca la habilidad darwiniana del movimiento para reinventar estructuras de movilización electoral y coaliciones para mantenerse en el poder. Todo esto lo hemos visto aquí hasta la náusea.

Si la nueva fórmula organizativa del puigdemontismo parida en Waterloo prospera, u obtiene un buen resultado electoral, podremos afirmar sin miedo a equivocarnos, que un populismo de inspiración neoperonista ha arraigado en Catalunya. Viejos dirigentes, tránsfugas de cien proyectos, arribistas y pensadores que ya se han cansado de pensar pueden convertirse en la reencarnación de un discurso pasado y repetitivo que no aportará nada bueno al país.

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¿Como nuestros bisabuelos? https://www.eltriangle.eu/es/2020/04/23/noticia-es-105772/ https://www.eltriangle.eu/es/2020/04/23/noticia-es-105772/#respond Thu, 23 Apr 2020 21:29:37 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2020/04/23/noticia-es-105772/ No hemos descubierto nada nuevo. A menudo, cuando decimos que nunca antes había pasado nada parecido, nuestra soberbia nos hace ignorantes. Si nuestros bisabuelos viviersen todavía nos podrían explicar, con todo lujo de detalles, como sobrevivieron a la enfermedad del siglo. Las noticias sobre la pandemia llenan los contenidos de los medios de comunicación, saturan ... Leer más

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No hemos descubierto nada nuevo. A menudo, cuando decimos que nunca antes había pasado nada parecido, nuestra soberbia nos hace ignorantes. Si nuestros bisabuelos viviersen todavía nos podrían explicar, con todo lujo de detalles, como sobrevivieron a la enfermedad del siglo. Las noticias sobre la pandemia llenan los contenidos de los medios de comunicación, saturan las olas de radio y copan la pantalla de la televisión. La magnitud de la tragedia de esta enfermedad es enorme. Tan grande como pequeña es nuestra memoria.

Sin querer caer en pedanterías, les recomiendo que den un vistazo a las hemerotecas. Consulten –ahora está todo digitalizado– la prensa de los años 1918 y 1919. La Primera Guerra Mundial se acababa, el presidente americano Woodrow Wilson practicaba el intervencionismo en Latinoamérica, Gabriele De Annunzio gobernaba en Fiume y la industria catalana empezaba a tambalearse por la crisis. Un servidor lo ha hecho. He dado un vistazo a los diarios de la época; no para jugar a las estadísticas, sino para buscar coincidencias, para ver si las actuaciones de las autoridades y las de la ciudadanía tienen alguna similitud con las actuales.

La prensa de aquel tiempo fue prolija en comentarios sobre el tema. La Vanguardia, El Correo Catalán o el Ciero llenaron páginas dando fe de los estragos que provocaba la gripe española. Para escribir estas rayas he consultado el diario republicano El Diluvio. Considero que nos permite corroborar
que nuestros bisabuelos reaccionaron, salvando las distancias, casi cómo nosotros ante los problemas derivados de la pandèmia.

El 19 de octubre de 1918 el diario en cuestión publicaba que la tintura de yodo era un tratamiento ideal, sencillo y eficaz contra la gripe. Lo hacía recomendando 5 gotas de yodo a la hora de comer, disueltas en un vaso de leche, y 5 más a la hora de cenar. Otro de los remedios milagrosos era beber con constancia vinos de la marca El Duque… Leído esto se no queda otro remedio, en pleno 2019, que pensar en el señor Pàmies y sus remedios milagrosos con la lejía. Nada de nuevo bajo el sol.

Pero hay más detalles coincidentes con la actualidad en las páginas de este rotativo, que diariamente notifica el número de defunciones, como hoy lo hacen puntualmente los medios. El 19 de octubre de 1918 murieron en Barcelona, según El Diluvio, 208 personas. También nos hace saber que el alcalde, Morales Pareja, atendiendo a las reclamaciones de los vecinos de Can Tunis, ante la carencia de lavabos públicos, dispuso que les fueran facilidtados 30 de portátiles. También nos explica que los bomberos actuaban limpiando y desinfectando las calles del Casco Antiguo, Sants, Gràcia y Sant Martí, como hoy hace la UME. Y, como no podía ser de otro modo, Gobernación ordenó a todos los alcaldes remitir un comunicado diario sanitario de sus localidades, tanto por lo que hacía a necesidades, como al recuento de víctimas.

¿Quieren más parecidos? Pues los hay a chorros. Cómo, por ejemplo, un acuerdo de la Junta de Sanidad en que se prohíbe ir a los cementerios o se pide prescindir de curas en los velatorios de difuntos para reducir los contagios. También hay recomendaciones para las pompas fúnebres, a las que se aconseja que reduzcan las modalidades de sus ataúdes para facilitar su fabricación rápida y satisfacer la demanda. La prohibición de celebración de fiestas y bailes, la obligatoriedad de desinfección diaria de teatros y cinematógrafos guarda una cierta correspondencia con nuestra cotidianidad. El diario explica también como la Cruz Roja –como algún voluntariado de nuestro tiempo– se dedicaba a la tarea de recoger los cadáveres en las casas de la gente pobre y sin medios.

La gripe del1918 llegó a oleadas, y la más mortífera fue la del otoño de aquel año. Hasta el año 1933 no fue posible aislar el virus. Nosotros estamos pendientes de saber como exterminarlo. Última reflexión: La pandemia de 1918 fue uno de los prólogos que dio paso a una etapa de gran conflictividad social. Los paralelismos son un tanto forzados, lo sé. Es evidente que ni la sanidad ni la sociedad del siglo pasado tienen mucho que ver con las actuales. Pese a todo, hay que recordar que la situación de entonces causó un gran desconcierto entre la ciudadanía. El aturdimiento colectivo
preludió épocas duras. Y ahora, la ciudadanía está desconcertada. Cuidado, pues.

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¿De qué fascismos hablamos? https://www.eltriangle.eu/es/2020/02/19/noticia-es-105015/ https://www.eltriangle.eu/es/2020/02/19/noticia-es-105015/#respond Wed, 19 Feb 2020 23:20:05 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2020/02/19/noticia-es-105015/ ¡Eres un fascista! ¡Fuera fascistas de nuestros barrios! Son frases que hemos oido gritar a menudo por nuestras calles y universidades, o contemplado en la pantalla del televisor. Son imprecaciones que transmiten rabia hacia otras, pero pocas veces se ajustan a las características reales de quienes se pretende insultar. Uno de los signos de nuestros tiempos es el ... Leer más

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¡Eres un fascista! ¡Fuera fascistas de nuestros barrios! Son frases que hemos oido gritar a menudo por nuestras calles y universidades, o contemplado en la pantalla del televisor. Son imprecaciones que transmiten rabia hacia otras, pero pocas veces se ajustan a las características reales de quienes se pretende insultar. Uno de los signos de nuestros tiempos es el falseamiento, la banalización, del verdadero significado de las cosas y de los conceptos.

Dicen los entendidos en la materia que cada vez usamos menos palabras a la hora de escribir o expresarnos; que las llamadas "generaciones digitales" tienen, en general, a pesar de haber adquirido otras habilidades, un léxico más pobre que sus padres y abuelos. Nos explican los expertos que los jóvenes de nuestro tiempo son más rápidos, resumen y sintetizan mejor, concretan y comunican sentimientos o situaciones con un reducido número de caracteres. Algunos afirman, incluso, que estas circunstancias van en detrimento del matiz y el detalle, de la imaginación y la creatividad.

El vocabulario de los idiomas no deja de ser un inventario de las ideas y de los intereses de la sociedad. Los miembros de una determinada comunidad usamos palabras con un mismo significado, puesto que si no fuera así sería difícil la comunicación y la comprensión. Pero hay cuestiones que van más allá del número de palabras empleado para comunicarnos. Cuando en una sociedad democrática se vacía o reduce –conscientemente o inconscientemente– el significado de las palabras, desvirtuando su contenido, estamos debilitando el pensamiento crítico.

Los caminos del totalitarismo son varios y variados. George Orwell, en su obra 1984, describe la Nuevahabla (Newspeak) utilizada por un sistema autoritario que tiene la intención de reducir, cada vez más, el uso de las palabras para conseguir que
el ciudadano pierda su capacidad de expresarse y ejercer el pensamiento crítico. La idea básica de la Nuevahabla orweliana es eliminar todos los matices de significado contenidos en el lenguaje.

Algo hay en nuestro tiempo de las tendencias profetizadas por el escritor inglés. Tanto es así que quizás ha llegado la hora de recuperar el nombre de las cosas a pesar de que el esfuerzo, a muchos, les pueda parecer poco útil. Hace unas semanas, en el transcurso de la entrega de los Goya, muchos de los galardonados tomaron la palabra para agradecer a la Academia la concesión de sus premios. Lo hizo el actor gerundense Enric Auquer, al ser reconocido como el mejor actor revelación por su papel como narcotraficante en la película Quien a hierro mata. Visiblemente emocionado, Enric dedicó el trofeo "a todas las antifascistas del mundo". ¡Bravo! Nada a objetar a las buenas intenciones de este excelente profesional de la escena, pero sí una invitación a reflexionar en torno al uso de la palabra comodín de esta década.

Fascista o antifascista, según convenga, es el golpe de voz más empleado por muchos para anatemizar a los adversarios de sus ideas. Esta utilización abusiva, urbi et orbi, del concepto, no sólo es una banalización del fascismo nada conveniente, sino, también, una caricatura de toda una serie de hechos históricos y pensamientos políticos. Desgraciadamente, algunos agentes activos del independentismo catalán han jugado a esto. Ha sido el eminente historiador y sociólogo italiano especialista en el fascismo Emilio Gentile el que nos ha alertado sobre este uso indiscriminado de las palabras en cuestión. Emilio Gentile nos dice, y demuestra, que hablar del regreso del fascismo no sólo carece de rigor histórico, sino que agrava la desinformación sobre lo que realmente representó aquel movimiento. En su libro Quién es fascista nos muestra como la proliferación del insulto, destinado a desprestigiar a una amplísima y heterogénea muestra de conductas políticas, incluye desde el conservadurismo de gente como Viktor Orban o Donald Trump, hasta los dirigentes de Corea del Norte o de Estado Islámico.

¿Salvini o Bolsonaro tienen algo a ver con personajes como Hitler o Mussolini? ¿Tiene alguna lógica que analistas, políticos e intelectuales demócratas, contrarios al independentismo, sean tildados de fachas o fascistas? La práctica de la analogía gratuita se ha extendido tanto que las denuncias actuales sobre el regreso del fascismo se convierten en alarmas –o coartadas– para esconder los problemas reales que tienen nuestras sociedades.

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Cuando la inseguridad se convierte en angustia https://www.eltriangle.eu/es/2019/09/26/noticia-es-103669/ https://www.eltriangle.eu/es/2019/09/26/noticia-es-103669/#respond Thu, 26 Sep 2019 00:09:46 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2019/09/26/noticia-es-103669/ Recuerdo haber leído, no sin sorpresa, un libro del filósofo italiano Toni Negri con referencias elogiosas hacia el presidente español Rodríguez Zapatero. En las páginas de Goobye, Mr Socialism, el padre espiritual de muchos izquierdistas radicales alababa la valentía de Zapatero al impulsar determinados derechos civiles en una sociedad, como la española, donde el pensamiento conservador ... Leer más

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Recuerdo haber leído, no sin sorpresa, un libro del filósofo italiano Toni Negri con referencias elogiosas hacia el presidente español Rodríguez Zapatero. En las páginas de Goobye, Mr Socialism, el padre espiritual de muchos izquierdistas radicales alababa la valentía de Zapatero al impulsar determinados derechos civiles en una sociedad, como la española, donde el pensamiento conservador había anidado muchos años amparado por el franquismo. En los inicios de su mandato presidencial el viento soplaba a favor y todo fue políticamente maravilloso y agradecido. Pero el arte de gobernar es algo más que legislar en positivo aspectos que la sociedad ya ha asumido, o aceptado, en la práctica. Gobernar también es prever y resolver satisfactoriamente todo aquello que se cruza en el camino del gestor público y que el ciudadano reclama. Zapatero, empecinado, se negó a reconocer que la crisis llamaba a la puerta y se hizo el sueco. Error grave. A partir de aquel hecho su obra de gobierno se resintió. No ha sido el único en querer cerrar losojos, parece haber creado escuela.

Más allá del serial del proceso y sus restos, Catalunya vive una manifiesta crisis de inseguridad a pesar de que lo niegue la alcaldesa de Barcelona. Ada Colau hoy, como Zapatero ayer, juega a no aceptar la evidencia y cada día que pasa, como le sucedió al presidente español, pierde unos gramos de credibilidad. No deja de ser paradójico que ante tantas noticias reiteradas de muertos, robos y cuchilladas, la primera autoridad de la ciudad se enroque y hable de conspiración mediática.

De nada sirve centrifugar las culpas, porque los problemas no se desvanecen sólos. Ha sido un elemento positivo que las diferentes administraciones concernidas se reúnan para abordar el tema; cierto, pero urge un debate profundo y valiente sobre las políticas de seguridad y las cuestiones que se derivan. En este debate pendiente, sin duda, tendrán que participar todas las fuerzas políticas del país, pero es a las izquierdas a las que se exigirá un plus de realismo y una contención en el postureo y la ingenuidad. Y no hace falta que Josep Ramoneda escriba artículos en el diario El País defendiendo iniciativas de la alcaldesa o intentando revestir de profundidad intelectual el tema. Todo el mundo es consciente del papel de la droga y los narcopisos en este asunto, y de la necesidad de políticas de Estado al respecto, también de la utilización demagógica con el sello de Casado. Cómo es obvio no todo se soluciona con un aumento de plantillas y efectivos patrullando por las calles, ni con cuatro mozos haciendo guardia en las plazas. Hacen falta medidas complementarias de fondos de cariz preventivo, educativo y social. ¡Claro que sí! Pero, cuando la ciudadanía atemorizada reclama protección, el político tiene la obligación de acudir de inmediato y actuar.

Digámoslo claro, la seguridad a todos los niveles es una de las obsesiones enfermizas de la ciudadanía del siglo XXI. También es, hay que decirlo, uno de los negocios mas rentables que va al alza. Todos compramos seguridad. El ciudadano que se hace socio del RACC, generalmente, no lo hace por pasión asociativa si no porque la entidad le ofrece ayudas de tipo sanitario, mecánico, repatriaciones exprés o grúa en caso de avería. El RACC vende seguridad. ¿Y que me dicen ustedes de las alarmas, de los seguratas, de las mutuas y seguros de toda clase? El ciudadano, a la fuerza o de buen grado, invierte en seguridad. Es por esta razón, y por las inherentes a las funciones de las administraciones, que cualquier gobierno con un mínimo de solvencia tiene que afrontar sin complejos tanto el problema de la inseguridad como la percepción subjetiva de esta.

El turismo es un bien caído del cielo, pero también un fenómeno con aristas a gestionar con inteligencia. Los narcopisos, un estigma que hace falta erradicar, del mismo modo que las bolsas de pobreza o el comercio fraudulento. Estas cuestiones y otras de espinosas como el tratamiento de los ilegales, o los llamados MENA, están en la mente de muchos catalanes preocupados por la buena marcha de su ciudad. Si los gobiernos no actúan con eficacia, el caldo de cultivo para ideologías extremas estará a punto.

Negar la realidad es un método de trabajo poco recomendable para políticos con ganas de solucionar temas. La gente prefiere aquellos que se arremangan y se sitúan -si hace falta- ante la manifestación.

 

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Esto va de ‘sorpasso’ https://www.eltriangle.eu/es/2019/08/06/noticia-es-103316/ https://www.eltriangle.eu/es/2019/08/06/noticia-es-103316/#respond Tue, 06 Aug 2019 00:01:13 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2019/08/06/noticia-es-103316/ Dicen que el presidente Quim Torra está reorganizando su equipo fichando nuevos asesores y dejando caer a otros que no considera bastante sólidos y solventes para resistir las tormentas políticas que se prevén en el próximo otoño. El presidente y sus fieles, a pesar de ser conscientes de que la legislatura catalana actual está agotada ... Leer más

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Dicen que el presidente Quim Torra está reorganizando su equipo fichando nuevos asesores y dejando caer a otros que no considera bastante sólidos y solventes para resistir las tormentas políticas que se prevén en el próximo otoño. El presidente y sus fieles, a pesar de ser conscientes de que la legislatura catalana actual está agotada y sin capacidad para afrontar los problemas y necesidades de la ciudadanía, pugnan para alargar el statu quo imperante. Quieren administrar el tiempo y la potestad de convocar elecciones. Y lo quieren hacer hasta encontrar el momento mas idóneo para los intereses de la facción que encabezan.

A estas alturas de la película esto ya no va de libertad, o de país, si no que va de quien quedará con una posición de preeminencia en el nuevo escenario político catalán desprendido de la sentencia del Tribunal Supremo. Y es que ya nada es como era hace unos meses. El enfrentamiento dentro del mundo independentista para conseguir la hegemonía en el espacio secesionista ha acentuado las contradicciones entre ERC y JxCat. Los pactos municipales, y especialmente el de la Diputación de Barcelona, han roto la unidad de acción de los socios del Gobierno. Todo un síntoma que Pilar Rahola, la musa de los hiperventilados con columna en prensa, se atreva a afirmar que la tropa independentista está desorientada y sin rumbo. Incluso la siempre entusiasta Elsa Artadi reconoce que 'hemos tocado fondo'. Sólo así se entienden disparates como las insinuaciones sobre el CNI.

Sospecho que este otoño la sentencia del Tribunal Supremo nos regalará penas duras y severas inhabilitaciones. Todos sabemos, también, que como reacción se nos llamará a ocupar la calle. Y, por mucho que se predique lo contrario, las movilizaciones irán acompañadas de contenedores quemados, cristales rotos, carreteras cortadas, gamberradas y paros laborales en diferentes ámbitos de la Administración. Los estudiantes harán huelga una vez más, se manifestarán por la Diagonal y en las paredes del país aparecerán pintadas maldiciendo al estado opresor. Los tractores se moverán y un montón de neumáticos viejos arderán. Cuando esto suceda, las cúpulas de algunos movimientos secesionistas -con Madame Paluzie al frente, por ejemplo- presionarán a ERC y JxCat pidiéndoloe aventuras imposibles de difícil retorno. Amenazarán con explicar a la ciudadanía que las instituciones del país, y sus partidos nacionalistas, ya no sirven para defender la hoja de ruta de la secesión.

Presionarán como fruto de su impotencia y lo harán como nunca. Llegado el momento más crítico tan ERC cómo JxCat tendrán que reflexionar y decidir -esta vez sí- si quieren hacer política de verdad o seguir con performances de coloretes y camisetas. La competición entre los Torra-Puigdemont y ERC estará servida y, mucho me temo, que ambos se acusarán mutuamente de traición o, por lo menos, de negligencia y falta de contundencia. Todo ello puro escaparate; por que lo que en realidad radica en el fondo de la cuestión es la lucha por la hegemonía en el campo del independentismo, la herencia del pujolismo y de interlocución con el Estado. Algunos analistas sostienen la idea de que ERC, a diferencia de JxCat, tiene mucho más elaborada que sus competidores la estrategia para conseguir la preeminencia.

El Partido Comunista Italiano de Enrico Berlinguer acuñó un concepto -el sorpasso- que condensaba en una palabra su objetivo de desplazar a la Democracia Cristiana del poder. Iglesias también jugó con la palabrita respeto al PSOE pero no se salió con la suya. Pues bien, en Catalunya quizás estamos en puertas de un par de 'sorpassos'. A saber: el que pretende y desea ERC superando y fagocitando el cosmos neoconvergente, y el que el PSC puede conseguir ante la fuga en dirección a Madrid de la gente de Ciudadanos.

La identificación del partido de Rivera con la derecha española, las coincidencias con VOX y la marcha de personalidades relevantes como Francesc de Carreras o Toni Roldán sitúan a Ciudadanos en una posición de debilidad argumental en la política catalana. El PSC, del mismo modo que ERC en el ámbito secesionista, puede convertirse en unas próximas elecciones autonómicas en la primera fuerza no independentista del Parlamento catalán. Todo el mundo alaba la habilidad de los de Iceta al romper la política de bloques y construir pactos. Podríamos estar en puertas de un par de 'sorpassos' muy útiles para 'desatascar' Catalunya.

 

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La montaña rusa catalana https://www.eltriangle.eu/es/2019/06/05/noticia-es-102743/ https://www.eltriangle.eu/es/2019/06/05/noticia-es-102743/#respond Wed, 05 Jun 2019 01:13:41 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2019/06/05/noticia-es-102743/ Las emociones están servidas y los sustos también. La política catalana continúa pareciendo, cada día más, una atracción de feria de fiesta mayor, una montaña rusa de fuertes pendientes con aceleraciones y frenadas, vértigos, volteretas, musica estridente y viento de cola. En la política catalana -en la española también- todo el mundo minimiza sus problemas y dificultades ... Leer más

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Las emociones están servidas y los sustos también. La política catalana continúa pareciendo, cada día más, una atracción de feria de fiesta mayor, una montaña rusa de fuertes pendientes con aceleraciones y frenadas, vértigos, volteretas, musica estridente y viento de cola. En la política catalana -en la española también- todo el mundo minimiza sus problemas y dificultades para lucir los aciertos. Es lógico que así sea. Forma parte de los rituales a los que nos tienen acostumbrados los portavoces de los partidos y los medios. Pero, este año, lo cierto es que todo el mundo tiene heridas que curar y estragos para esconder.

Los socialistas, por ejemplo, han conquistado Sabadell pero han perdido Lleida,Terrassa y algunas ciudades más. Los de Junqueras han vencido en Barcelona pero han perdido su pulso europeo con Puigdemont, a la vez que, Forn y Artadi, obtenían sólo cinco concejales en la capital del país. La derrota de los comunes y la desaparición en combate de las CUP, o del PP, son también fenómenos que contribuyen a dibujar un escenario tan contradictorio como imprevisible. De cómo se resuelva el encaje de Podemos y Cs en el ámbito político español dependerán muchos posicionamientos en Catalunya. También da pie para la reflexión el descenso de concejales independentistas y el fracaso de la ANC y deGraupera en Barcelona…

Después de las últimas elecciones, municipales y europeas, hay que decir que el mapa político catalán está en plena recomposición y promete no defraudar a los amantes de las emociones fuertes. De sorpresas habrá para dar y para vender, a pesar de que Quim Torra insista en protagonizar ruedas de prensa diciendo que nada ha cambiado. La cuota de poder territorial que ha conquistado ERC ha aumentado, mientras que la de JxCat ha menguado considerablemente. Tanto se así que se divisan deserciones y conflictos en las filas de los post convergentes.

En el espacio constitucionalista las cosas no son como eran hace un año: Cs ha perdido hegemonía opositora, los populares están en peligro de extinción y los socialistas flotan a remolque de la buena estrella de Pedro Sánchez. La sentencia del 'procés' no tardará en llegar y con ella las reacciones de todas las partes implicadas. Algunos de los dirigentes encarcelados pueden acabar inhabilitados por un cierto tiempo mientras que otros -como Artur Mas- podrían estar en condiciones de volver a primera línea e intentar la reconstrucción de la vieja nave convergente con otro barniz. A pesar de que a corto plazo algunos ayuntamientos y diputaciones puedan comenzar un nuevo periodo, a nadie se le escapa que Catalunya seguirá viviendo en un estadio de provisionalidad política, en una montaña rusa particular, hasta que no se celebren unas nuevas elecciones autonómicas. La sombra del 'procés' es alargada y tardaremos unos cuántos años en librarnos de ella.

¿Qué hacer? La pregunta que se tendrían que plantear los dirigentes políticos de nuestro país es si conviene seguir frecuentando el parque de atracciones y la montaña rusa repleta de ruido y despropósitos o bien ir en serio y acabar con la fiesta que nos tiene paralizados sin gestionar la cotidianidad. Quizás a estas alturas lo que hace falta es dilucidar, de una vez por todas, quién tiene que mandar en Catalunya y ejercer de interlocutor solvente en Madrid para pactar una salida del callejón sin salida ordenada y honrosa. Catalunya necesita estabilidad política y el mejor camino para conseguirla sería que, lo antes posible, se convocaran elecciones autonómicas.

Conviene cerrar el ciclo electoral y desatascar un contencioso que ya hace demasiado tiempo que dura. Si Carles Puigdemont y su vicario Quim Torra optan por alargar la situación actual estarán haciendo un mal servicio al país y a sus ciudadanos. Las agonías mal gestionadas preludian finales tristes y peligrosos. Las relaciones entre los socios del Gobierno no son plácidas; el presupuesto de la Generalitat ni está ni se le espera; la gestión gubernamental es inexistente o bien mala; el ciudadano está fatigado y saturado de tanta retórica patriótica sin obras. Hace falta que la gente de Palau asuma que la legislatura está herida de muerte. El triunfo de ERC certifica que ya nada es como era el mes de diciembre de 2017 mientras, en España, se dispone a mandar gente que presume de dialogante. Todo es nuevo y todo se mueve. Hay que tocar de pies en el suelo y bajar de la montaña rusa.

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La metamorfosis de Ciudadanos https://www.eltriangle.eu/es/2019/04/21/noticia-es-102327/ https://www.eltriangle.eu/es/2019/04/21/noticia-es-102327/#respond Sun, 21 Apr 2019 14:24:37 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2019/04/21/noticia-es-102327/ No es mi intención hablarles hoy de la facultad de determinados personajes mitológicos capaces de cambiar de aspecto, o de forma, según les convenía. En la historia de las mitologías de muchos pueblos podemos encontrar a menudo seres que se transforman temporalmente y que, poco tiempo después, cuando han conseguido cumplir su destino, recuperan su ... Leer más

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No es mi intención hablarles hoy de la facultad de determinados personajes mitológicos capaces de cambiar de aspecto, o de forma, según les convenía. En la historia de las mitologías de muchos pueblos podemos encontrar a menudo seres que se transforman temporalmente y que, poco tiempo después, cuando han conseguido cumplir su destino, recuperan su forma primitiva. Otros, en cambio, dejan de ser definitivamente lo que eran sin poder volver a los orígenes. En la literatura clásica tanto Ovidio, como Apuleo, nos hablan del fenómeno de una forma divertida y didáctica. Pero la metamorfosis que pretendo 'psicoanalizar' en este artículo no es la que tiene lugar en el reino animal, ni la que recogen las fábulas de Ovidio. La transformación, la mutación, de la que les quiero hablar, es la que vive -o sufre- un partido político que lleva por nombre Ciudadanos.

No pienso rememorar cuales fueron las razones que impulsaron a un numeroso grupo de personas -algunos de ellos intelectuales vinculados a universidades y a sectores profesionales- a la creación de Ciudadanos. Personalidades como Felix de Azúa, Francesc De Carreras, Arcadi Espada, Félix Ovejero, Carlos Trias, entre otros, son sus fundadores. No hace falta. Sólo constatar que, desde su irrupción en el escenario catalán, sus propuestas políticas han ido ganando votos y, consecuentemente, espacios de representación institucional. En poco tiempo han conseguido acontecer primera fuerza en el Parlament y expandirse por toda España. Visto en perspectiva, hasta hoy, Ciudadanos ha sido un proyecto de éxito. Cierto, pero -en política todo tiene uo pero- empiezan a aflorar incongruencias que provocan grietas. En Ciudadanos una metamorfosis está en marcha; Albert Rivera ha conducido el partido a una improvisada transformación de la que nadie se atreve a decir qué saldrá.

Vayamos por partes. Cuesta entender como, desde la moción de censura que echó del gobierno a Rajoy, Rivera y sus fieles han podido cometer tantos errores estratégicos poniendo en cuestión la credibilidad de su partido. Después de la sentencia del caso Gurtel el empeño de Rivera por convocar elecciones lo retrató como un político más preocupado por sus ambiciones personales que no por el interés general. Los tira y afloja alrededor de la votación de censura también pusieron en entredicho su supuesto discurso regeneracionista y anticorrupción.

Recordemos que a Ciudadanos siempre le había gustado aparecer públicamente como un partido abierto, moderno, radicalmente democrático y defensor de las libertades individuales. A pesar de este barniz progresista, en cuanto a la moral y las costumbres, todo el mundo sabe que sus propuestas económicas son más homologables con las de la derecha que con las socialdemócratas. Pero esta pretedida imagen de centro acontece una ilusión óptica en el momento en que intenta destruir la credibilidad constitucionalista de Pedro Sánchez denunciando que tiene un pacto secreto con los independentistas.

La virulencia del discurso del líder de Ciutadans, la conversión de Inés Arrimadas en un tipo de 'Pasionaria' liberal, la competencia feroz con PP y VOX, o el veto a determinados pactos post-electorales, han desnaturalizado la que podía ser la esencia de un partido centrista. La homologación de Cs con algunos liberales europeos cruje, Macron se lo piensa… Adiós partido bisagra, adiós posible comodín para garantizar un óptimo funcionamiento parlamentario en tiempo de fragmentación. La metamorfosis de Cs es severa. Rivera se enrabió tanto que no le importó quemar la singularidad de Manuel Valls en la plaza de Colón. Y, para colmo de estos graves errores tácticos y estratégicos, sólo le faltaba meter mano en las primarias de Castilla y Lléo, favorecer el transfuguismo o fichar candidatos de dudosa procedencia.

El intento de ridiculizar a Casado también se ha girado en su contra como un bumerán… Más allá del tiempo electoral en el que estamos, nadie entiende como Rivera ha podido derrochar lo que Ciudadanos, políticamente, había atesorado a lo largo de los años. Este hombre, por ambición personal, ha echado a pique la consolidación de un potente partido de centro en España; obnubilado por las encuestas, ha propiciado un giro a la derecha de Cs y, con él, una nefasta metamorfosis política. Un centrista de la vieja escuela, Fernando Ónega, escribía hace poco en La Vanguardia: "Si le iba tan bien siendo el referente del centro, ¿por qué cambiar?" Sólo él lo sabe.

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El pastel los mediocres https://www.eltriangle.eu/es/2019/02/28/noticia-es-101806/ https://www.eltriangle.eu/es/2019/02/28/noticia-es-101806/#respond Thu, 28 Feb 2019 06:00:00 +0000 https://www.eltriangle.eu/es/2019/02/28/noticia-es-101806/ A veces las paredes de nuestras ciudades hablan con sólo mirarlas. A menudo encontramos palabras, símbolos o dibujos que nos dicen cosas, que hurgan en nuestro pensamiento haciéndonos reflexionar. Son fruto del magma candente, del volcán que se esconde bajo el asfalto de la metrópoli y quiere salir para impactarnos. No hace muchos días, con ... Leer más

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A veces las paredes de nuestras ciudades hablan con sólo mirarlas. A menudo encontramos palabras, símbolos o dibujos que nos dicen cosas, que hurgan en nuestro pensamiento haciéndonos reflexionar. Son fruto del magma candente, del volcán que se esconde bajo el asfalto de la metrópoli y quiere salir para impactarnos. No hace muchos días, con pintura negra, o rojo sangre, da igual, alguien tatuó un muro de Ciutat Vella. Lo hizo con una frase no carente de cierto atractivo poético: "Hay poco público para tanto artista". Después de darle unas cuantas vueltas al mensaje llegué a la conclusión de que el graffitero tenía parte de razón. Muchos aspiran a ser cualquier cosa para recibir el calor de la fama y la gloria, aunque ambas sean efímeras.

Confieso que tengo el defecto de mirar la vida desde una vertiente excesivamente política. Tanto es así que interpreté que, en este país, hay demasiados personajes políticos mediocres por metro cuadrado con el deseo de flotar. La radio y televisión catalana invaden nuestra intimidad hasta un punto de saturación insoportable; nos hacen tragar las palabras y gracietas de un montón de cargos públicos y políticos sin fondo ni criterio. La monotonía y la mediocridad ya son marca de la casa y el tormento de los que queremos objetividad.

El problema de Catalunya no radica, solo, en la eterna disputa entre la Generalitat y los poderes del estado. Tampoco en un problema de financiación, de interpretación estatutaria, agravios acumulados o tribunales. No, amigos, el país está como está por la ineptitud de algunos políticos, por la incapacidad de algunos de discernir entre lo que es fundamental y lo que es accesorio, entre la apariencia y el fondo. Cuando los mediocres toman las riendas del gobierno, el país se paraliza o se estrella. En Catalunya somos especialistas en complicar las cosas, en dejarlas a medias sin llegar al fondo. Y todo sucede por el qué dirán, todo para que nos pierde la maldita estética y el denominado postureo.

Aquí somos capaces de liarla un montón de años, haciendo ver que viajamos a Ítaca, mientras miles de empresas se dan a la fuga asustadas por los fuegos artificiales. Aquí los temas sociales pasan a un segundo plano gracias al efecto balsámico de ser los mejores, los incomprendidos, los castigados. Eso sí, somos expertos en aliñar con el toque estomacal y emocional suficiente para que, sin hacernos nunca daño, se hable de nosotros. Y para hacer toda esta comedia contamos con un montón de artistas, de escribas, de monaguillos aplicados y apologetas a sueldo de TV3. El pastel de los mediocres está servido. Demasiados artistas -como dice el grafitero– para un público cada vez más escaso y aburrido.

Permítanme una sugerencia. Sería una buena idea que en nuestras escuelas y universidades fuese leído y comentado el famoso librito de Amadeu Hurtado que lleva por título: Antes del 6 de octubre. Sí, este dietario nos cuenta, sin fake news, lo que le pasó a Catalunya hoy hace más de ochenta años. Nuestro país es muy pequeño -lo dice el cantante- pero el problema no es su dimensión, si no su clase dirigente, sus políticos que han perdido el temple y la capacidad de liderazgo para conseguir salir del callejón sin salida. Vamos a unas nuevas elecciones después de haber perdido un montón de millones no votando los presupuestos y… vuelta a empezar. Estamos reproduciendo las viejas polémicas y discusiones de nuestros abuelos y bisabuelos. Patético. Me dirán ustedes que estamos como siempre, quizás sí, pero este año sufrimos el añadido de que los dirigentes políticos de este país – empezando por Quim Torra y siguiendo por el prófugo de Waterloo– no están a la altura de las circunstancias.

Ya que hemos hablado de los Hechos de octubre, y de sus consecuencias, sería bueno reproducir una editorial del diario republicano El Diluvio de noviembre del 34, plenamente vigente a día de hoy. Decía así: "La estrechez de miras, el desconocimiento absoluto de la misión que corresponde a Catalunya en España, son defectos de los dirigentes de nuestro gobierno autónomo. Esas faltas exigen una completa reparación. Lo que sucedido es doloroso pero se puede enmendar y a ello deben tender todos los esfuerzos del pueblo catalán. Y, en esta hora solemne de nuestra historia, lo que ante todo y sobre todo procede antes de emprender la nueva senda es devolver al país el sosiego, la paz perturbada por unos equivocados en un absurdo instante de obcecación". Demasiado artistas…

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