Joan Laporta no puede renovar el contrato a Messi por culpa del aval

Parte de las garantías obtenidas caducan el próximo mes de noviembre y necesita reducirlo en un 20% mínimo

laporta messi
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Las primeras horas de Joan Laporta como presidente del FC Barcelona, igual que las posteriores a su victoria en las urnas, que se volvieron críticas y angustiosas hasta la conformación del aval, transcurren dominadas por la inacción y por una desesperante expectación entre los suyos. Aquella promesa de hablar con Leo Messi la mañana siguiente o la incorporación anunciada de sus personajes clave, como el nuevo CEO, Ferran Reverter, jefe europeo de MediaMarktSaturn, Mateu Alemany, como ejecutivo de fútbol, e incluso el aterrizaje de Jordi Cruyff o Alexanko, que deberían haber sido inmediatas, se están demorando.

No sólo no hay liquidez para estas menudencias, sino que la renovación de Leo Messi no entra en los planes económicos de Laporta por la sencilla razón de que su ficha bruta de 150 millones por temporada es del todo inasumible, imposible en el escenario financiero en el que se encuentra el FC Barcelona y el compromiso presidencial de abaratar el aval a 30 de noviembre próximo.

Lo más que ha llegado a desprenderse de sus primeras gestiones es que, con toda posibilidad, Ronald Koeman terminará la temporada y puede que, si las cosas salen medio bien, cumpla su contrato.

Joan Laporta va con el freno de mano puesto por dos motivos básicamente. El primero que no hay dinero en el club ni para pagar la luz, a menos que para estrenarse en su cargo el vicepresidente económico, Eduard Romeu, el directivo impuesto por Audax Renovables a través de José Elías, consiga una póliza de crédito de mínimo 100 millones de euros.

Nóminas, fichas, contratos, vencimientos y exigencias crediticias se acumulan en el despacho del aún CEO, Òscar Grau, con una urgencia asfixiante. Mucho menos con la certeza, segundo de los motivos, de que el aval conseguido con alevosía y una sospechosa nocturnidad, cuelga de un delgado y frágil hilo de provisionalidad.

Algunos de los contravales están sujetos a una fecha de caducidad, 30 de noviembre, fecha en la que deberán ser renovados una vez ajustados al nuevo presupuesto de la temporada 2021-21 debidamente aprobado en asamblea antes de finales de octubre.

Según su compromiso con algunos de sus avaladores, para no aceptar convertirse en un títere de Audax y de José Elias, dispuesto a avalar el 51% y hacerse con el control del club, el aval a renovar sobre el 15% del presupuesto debe reducirse en un 20% aproximadamente. Sobre todo, también, para cumplir con ese favor de Jaume Roures, al que se atribuyen indirectamente 20 millones de aval con fecha de caducidad.

Ni siquiera no renovando a Leo Messi, lo que equivale a un ahorro del 23% de la masa salarial de cara al próximo ejercicio, está asegurada esa minoración del aval, teniendo en cuenta que la caída de 300 millones de ingresos esta temporada sitúa el escenario de pérdidas en una cifra no inferior en ningún caso a los 200 millones. Para reducirla no hay otra que vender jugadores, de los valiosos, o bien precipitar la operación Barça Corporate en una negociación que, bajo presión, le puede costar al club un deterioro comercial y de pérdida de activos y de independencia económica histórico y seguramente irrecuperable.

Aun así, si no se producen beneficios después de diabólicas maniobras contables que ya se están maquinando, por pequeño que sea el déficit su cuantía se suma al aval al margen de que, por otro lado, se reduzca la masa salarial. Es un callejón sin ninguna salida buena que no sea la austeridad absoluta y la renuncia a cualquier fichaje que no venga con la carta de libertad.

Por otro lado, la normativa del Fair Play Financiero al que obliga la Liga ha puesto al Barça en un límite que no puede cruzar en función de sus ingresos y gastos declarados. Aunque la Liga de Fútbol Profesional de su amigo Javier Tebas le ha visado ese extraño aval gracias al cual Joan Laporta ha podido proclamarse presidente, la amenaza de no tramitar ninguna ficha por encima de esa línea roja es inflexible. A partir de ahora, Florentino no le dejará colgar otra lona que no diga ‘Renuncio a Messi’.

La solución de un préstamo o la súbita emisión de bonos mejoraría la tesorería y la capacidad de disposición, pero no el balance, pues aumentaría la enorme deuda que ya arrastra el club.

No obstante, contradictoriamente, Laporta ha activado a través de André Cury, un exempleado del club, agente de futbolistas y empresario brasileño en el ámbito del fútbol, el fichaje de Neymar del PSG para que ambos, Leo y Neymar, jueguen juntos en el Barça la próxima temporada. ¿Por qué? Se interpreta que con esta acción el propietario del PSG, enojado, mejorará la oferta a Messi y renovará a Neymar.

El presidente podría entonces alegar la imposibilidad manifiesta del Barça de competir con el club parisino. El plan seduce a Messi, convencido de que renovará con Laporta al precio que sea. ¿Pero qué pasaría si el PSG le ve el farol y se abre a negociar?

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