Granizo

Granizo es una costumbrista comedia argentina dirigida por Marcos Carnevale y protagonizada por Guillermo Fracella, que narra la historia de un meteorólogo estrella de la televisión, infalible hasta entonces, que se convierte en el máximo enemigo público cuando falla al no prevenir una tormenta de granizo. A pesar de ser una parodia que, por tanto, busca la burla valiéndose del grueso de la exageración, invita a la reflexión sobre el éxito y el fracaso y la débil línea divisoria que separan un concepto del otro.

El declive de Miguel Flores, que así se llama el vejado meteorólogo, me ha hecho pensar en Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pablo Casado. Salvando las distancias, los tres políticos, efímeramente infalibles, sufrieron su granizo, y del todo pasaron a la nada en un pestañear. Rivera, que se presentaba como el nuevo Adolfo Suárez; Iglesias, el que debía conquistar el cielo asaltándole, o Casado, la gran promesa del postmarianismo. Los tres, en tres años, han abandonado la política y enterrado sus delirios de grandeza. Rivera lo hizo en el 2019, empujado por el ocaso de su partido, e Iglesias en el 2021 y Casado este año, víctimas ambos de la voracidad de Isabel Díaz Ayuso.

Los tres mosqueteros debían comerse el mundo y, como le ocurrió al meteorólogo argentino, el mundo se los zampó a ellos. Así, repasando las hemerotecas, balanceando las aspiraciones y los fracasos, te das cuenta de la fragilidad de la condición humana. Hoy eres el rey del mambo y al día siguiente te cae un granizo y pasas a engordar el pelotón de los ex. En desigual medida, el tridente político me recuerda a los vendedores de crecepelo del lejano oeste, que prometían peras al olmo, y al final, ni peras ni nada. Por otro lado, ahora que la extrema derecha ya manda en algún territorio español -desde el lunes en Castilla y León-, recordar sólo que Rivera y Casado dejan de legado la plantación de la semilla de Vox, un granizo que, desengañémonos, acabará haciendo daño, mucho daño, a los cultivos de la democracia.

La vida -o la ficción- le da una segunda oportunidad al meteorólogo argentino que, ayudado por un peculiar hombre del tiempo, puede redimir sus pecados. Desconozco si los citados políticos podrán tener su segunda oportunidad, en la mayoría de los casos, espero que no. Dicen que las segundas partes nunca son buenas, pero ahí está El Padrino II para desmentirlo… De hecho, Pedro Sánchez la tuvo y la supo aprovechar…

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