Laporta cierra Hong Kong para hacer desaparecer a Bryan Bachner y su rastro

El director de la oficina comercial de Asia, cargo que, de hecho, no ejercía, ni tampoco en la de Nueva York, es un damnificado del presidente del Barça por extinción del Reus y el querellado principal en las estafas en curso

Bryan Bachner

La noticia de que el FC Barcelona ha decidido cesar las operaciones de su oficina comercial en Hong Kong forma parte de esa insensata, temeraria y recurrente afición de Joan Laporta para la improvisación y el despiporre. Lo curioso de la información que ha complementado el club con su justificación es que, precisamente, el socio y el barcelonismo han de interpretarla como otro paso clave en su enfoque y objetivos comerciales en el ámbito internacional: «El Barça ha afianzado su marca en la región Asia-Pacífico durante más de una década y seguirá apostando por dicho mercado, considerado estratégico para el crecimiento de la entidad. Según los cálculos internos del club, hay 247 millones de seguidores en dicha zona, que forman la comunidad barcelonista más grande del mundo», reza la noticia exclusiva ofrecida por Mundo Deportivo.

Si eso fuera cierto, en lugar de cerrarla lo que, consecuentemente, debería promover es reforzarla para su expansión. La verdad es que la oficina de Hong Kong permanece cerrada a todos los efectos desde el mismo día en que Laporta volvió a la presidencia y decidió que Bryan Bachner sería el hombre ideal para dirigirla. También es llamativo que en la noticia de Mundo Deportivo se omita su nombre como titular, ahora descabalgado, de la sucursal.

El tal Bryan Bachner presenta, al menos en la Wikipedia, un palmarés más que suficiente y prometedor para ese cargo. Fue profesor en la City University of Hong Kong (aproximadamente en el periodo 1990‑2005), especializado en derecho internacional, y dio clases como profesor asociado en American University Washington College of Law (2005‑2008), periodo en el que también trabajó como assistant director en el Legal Research Directorate de la Library of Congress de EE.UU, liderando análisis jurídico comparado para el gobierno estadounidense basándose en su experiencia anterior como asesor del Gobierno de Hong Kong sobre derecho ambiental e internacional, incluido el puerto de Victoria (2001‑2004). En cuanto al sector privado, en 2008 fue General Counsel en Lehman Brothers (Hong Kong) para fondos inmobiliarios y PERE en China, y luego ocupó puestos directivos en empresas tecnológicas, incluyendo chief legal officer de Dragon Summit Group Ltd (Beijing) (2019‑2021).

La IA, finalmente, alude a su última ocupación antes de recalar en el Barça de la mano de Laporta: «Además, dirigió el Beijing Institute of Technology Football Club (BIT) (2017‑2021) y CSSB Limited, empresa vinculada a clubes de fútbol».

Pero no especifica ni precisa su participación clave y destacada en el BIT Fútbol Club, adquirido misteriosa y sorprendentemente por el Reus cuando lo gobernaban Joan Oliver y CSSB Limited. Esta sociedad participada por la banda de los cuatro (Joan Laporta, Rafael Yuste y Xavier Sala-i-Martin, además de Oliver) promovió una estrategia de inversión que, de momento, ya ha acumulado cuatro demandas por estafa agravada contra el presidente el FC Barcelona, el mismo que, en las elecciones de 2021, repitió hasta aburrir que «yo nunca he tenido nada que ver con el Reus». Ahora ante el juez va explicando que «solo fue un negocio que salió mal».

Bryan Bachner ha aparecido, paralelamente a las querellas por el caso, como uno de los afectados/beneficiados de esa presunta estafa. El documental El caso Reus 2. Laporta Gate, destapó que tanto él como el fallecido Toni Cruz, ex de La Trinca y nombrado director de Barça TV también personalmente por Laporta, y hasta mucho más allá de la extinción y cierre del canal (como le pasó al Reus), hasta su muerte para ser exactos, pasaron a cobrar regularmente del Barça a cambio de no presentar querellas por haber sido, como tantos otros, víctimas de una atractiva oferta de inversión en condiciones que, tras aportar importantes sumas al proyecto (el BIT  iba a convertirse en el Barça de Asia), nunca se cumplieron.

Laporta también lo nombró, al poco tiempo, director de la oficina de Nueva York que, como la de Hong Kong, lleva muerta desde 2021 porque, principalmente, los negocios y los contratos con patrocinadores, con sus correspondientes y millonarias comisiones, se cierran desde el propio entorno de la presidencia. Nadie más fuera de ese círculo debe participar ni conocer -mucho menos los detalles- dentro de esa dinámica, como explica la noticia, de que, a partir de ahora, «el club gestionará internamente sus operaciones en el mercado asiático con el objetivo de garantizar el máximo control, coherencia y eficiencia en la ejecución».

La oficina de Nueva York, por cierto, ya se sabe que será cerrada en breve para, apuntan las filtraciones, reabrirla con motivo del Mundial 2026 en Miami, ahora epicentro del fútbol en los EE.UU. gracias a que un exejecutivo del FC Barcelona, Xavi Asensi, ha estructurado magistralmente el proyecto del Inter de Miami, incluido el fichaje de Messi. Xavi Asensi fue el elegido por Sandro Rosell hace años para el despegue de la oficina comercial del Barça en Hong Kong, en aquella época con más que notables resultados y eficiencia.

Por todo lo expuesto, concurren tres razones para que Bryan Bachner, vaya desapareciendo del organigrama, todas ellas plausibles. La primera, porque, realmente, se limitaba a recibir su salario sin mover un dedo ni estar en Hong Kong trabajando en favor de los intereses comerciales de Barça. La segunda, porque es posible conjeturar que, si ese saldo pendiente, personal y privado con Laporta y el Reus está a punto de ser cancelado tras varios años de ingresos mensuales del Barça, puede que vaya siendo hora de preparar su salida. Y la tercera, compatible con las dos anteriores, es que su nombre también aparece como sospechoso en las querellas por estafa y que, como ejecutivo de CSSB Limited, está siendo objeto de una investigación por parte de Hacienda por los tejemanejes de sus operaciones de aquella época.

A Laporta le conviene, por tanto, que vaya desapareciendo del mapa, si es necesario con un generoso finiquito.

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