Una de las máximas que hizo fortuna en la primera etapa de Helenio Herrera en el banquillo del FC Barcelona (1958-1960), fue la que se le atribuye en vísperas de un partido en Heliópolis jugado el 22 de marzo de 1959: “Ganaremos sin bajar del autocar”, dicen que dijo el carismático entrenador, que dirigió a su equipo hacia una victoria clave (2-5) para ganar la Liga.
La derrota de Pedro Sánchez (José Ramón Gómez Besteiro puso solo la cara) en las elecciones gallegas me ha recordado a la frase del Mago, aunque en el caso del socialista no se cumplió. Sánchez confía demasiado en ganar sin bajar del autocar, en su innata suerte, y a menudo los partidos deben ganarse en el campo, jugando. Se jugó Galicia en una carambola con el BNG de Ana Pontón, que no ha sumado. Y la falta de suma no viene de los nacionalistas, viene de la hostia socialista.
Resumiendo, el PP de Alberto Núñez Feijóo (Alfonso Rueda sólo puso la cara) revalidó la mayoría absoluta. Y no solo hizo eso, con la victoria gallega Feijóo revalida también su liderazgo al frente del PP español, una dirección fuertemente amenazada por la de siempre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que tendrá que esperar a otra ocasión, que, como las meigas, habelas hailas.
No me atrevo a cuestionar en este punto del partido la buena suerte de Sánchez, ha dado buena muestra de ella. Pero, haría bien en no confiarlo todo una y otra vez a la suerte, después de las elecciones gallegas vienen las vascas y después las europeas y vete a saber cuándo, las catalanas. Si bien es cierto que Catalunya es como un salmón que nada siempre a contracorriente, las previsiones de las otras citas electorales pintan bastos. Como dice el cantante Joaquín Sabina, «la muerte es sólo la suerte con una letra cambiada».
También decía el filósofo H. H. que «cada partido es una historia», «que en el fútbol no hay magia sin pasión y lucha», y que «quien no lo ha dado todo no ha dado nada».
