El presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, llegó al cargo a la sombra de Oriol Junqueras, que entonces todavía estaba en prisión por el caso del 1-O. Desde entonces, dentro de Esquerra Republicana nadie ha cuestionado su elección ni su cargo, pero las circunstancias han cambiado y no todo el mundo está dispuesto a aceptar que el próximo cartel de ERC en el Parlament lo lidere él. Por un lado, están quienes quieren que Junqueras, si la amnistía se puede aplicar pronto, vuelva a ser el cabeza de lista y vuelva a la vida política institucional. Y por otro, hay quienes creen que Aragonès tiene un perfil demasiado poco independentista y demasiado poco unilateralista. Tampoco ha ayudado a que diga que el referéndum que pide siempre podría incluir más opciones aparte de la independencia.
Aragonès está totalmente al margen de la vida interna de su partido, Esquerra. Mientras Oriol Junqueras y Marta Rovira no pudieron hacerse cargo, él y Marta Vilalta hacían su papel. Pero desde el regreso de Junqueras, Aragonès ni siquiera interviene en las discusiones sobre quién será el próximo cabeza de lista de los republicanos en las elecciones europeas que se celebrarán en unos meses.
