Unas vacaciones en Kherson

Las guerras necesitan la propaganda, excusas para mostrar el músculo que llevará a la victoria, de las glorias que llenan de orgullo y cohesionan al país. Putin lo sabe y por eso ha impulsado la Exposición Internacional “Rusia”, inaugurada el 4 de noviembre y que se celebrará hasta el 12 de abril de 2024 en el Centro Panrus de Exposiciones (VDNJ) en sus siglas rusas.

El marco incomparable en el que la antigua URSS mostraba sus avances económicos, científicos y tecnológicos recupera su esplendor. Son 250.000 metros cuadrados en los que todas las regiones rusas, incluidas las ocupadas, las diferentes autoridades federales, empresas, entidades públicas y algún que otro estado extranjero presentan sus glorias a los ciudadanos que vengan a ver el espectáculo. Allí se puede pilotar un simulador del nuevo avión de pasajeros MC-21 o el batiscafo Mir llegados de Irkutsk. De Yakutia llega un escáner interactivo del mamut bebé Yuka y desde la región de Omsk ha venido el cohete pesado Angarà A5.

Susana Alonso

Las regiones de la costa ucraniana del Mar Negro ocupadas por Rusia muestran sus posibilidades turísticas e invitan a los visitantes de la feria a pasar sus vacaciones en las playas de Zaporizhia o hacer turismo religioso y sentir la reconfortante y mística atmósfera espiritual de Kherson, región que no está plenamente bajo el control ruso y que es escenario de intensos combates. De hecho, tanto Kherson como Zaporizhia son bombardeadas regularmente por el ejército ucraniano.

La exposición que acoge el VDNJ recomienda, por ejemplo, realizar un recorrido por una serie de iglesias de la provincia de Kherson que actualmente se encuentran bajo el control de las fuerzas armadas de Ucrania, entre ellas la iglesia de Santa Alexandra, situada en la capital de la provincia, liberada el pasado año y que actualmente es objetivo de los misiles rusos. En la misma situación se encuentra la catedral de Santa Caterina, maltrecha después de que una serie de obuses impactaran contra sus muros el 3 de agosto. Incluso se recomienda visitar la catedral de San Nicolás de Nicolaev, ciudad que nunca ha llegado a ser ocupada por los invasores rusos.

Otro de los tesoros ucranianos que se muestran como dignos de ser visitados con la llegada de las vacaciones es la playa de Kinburn Spit, una reserva natural que ha sido escenario de varios combates entre las tropas rusas y los soldados ucranianos que desembarcan regularmente desde hace casi un año y que es atacada regularmente con artillería por ambos bandos.

Tampoco es que las zonas controladas por Rusia sean un ejemplo de seguridad. Los ataques de grupos de la resistencia son frecuentes y los incidentes con los ocupantes también son frecuentes, un ejemplo se vivió el 5 de noviembre en el pueblo de Nechaevo, cuando un soldado empezó a disparar contra dos aldeanos que no conocía sin razón aparente.

Estas cosas no echan atrás a los turistas rusos sedientos de sol y playa., que, pese a guerra, han llenado este verano las costas de Crimea, Es cierto que no han sido tantos como en años anteriores, pero también lo es que durante el mes de julio el puente de Kerch, que une la península ocupada con Rusia, se vio colapsado debido a la gran afluencia de visitantes, hasta el punto de que la armada rusa se vio obligada a desplegar dos grandes barcos para trasladar los vehículos a ambos lados del puente y resolver los atascos. Moscú ayudaba así a sus ciudadanos a acercarse a una zona de hostilidades activas. El bombardeo de ese mismo puente hizo que estas colas se reprodujeran en sentido inverso, pero esto no acabó con las vacaciones crimeas de muchos ciudadanos de la Federación Rusa.

Para el gobierno de Putin es importante mantener una ficción de normalidad, aunque en ocasiones esto tenga un coste militar importante. Los turistas son advertidos de ir con cuidado con sus imágenes y su uso a través de las redes sociales pues en una península totalmente militarizada es fácil encontrarse con posiciones militares. Esto supone un problema tal y como se pudo constatar desde el minuto cero de la invasión.

Ya el año pasado un veraneante descubrió la ubicación de un sistema antiaéreo S-400 al subir una fotografía a la página VKontante, la versión rusa de Facebook, acompañada de los datos que explicaban dónde se encontraba. Las baterías fueron destruidas y el ministerio de Defensa ucraniano no se abstuvo de hacer diferentes publicaciones en sus redes sociales agradeciendo al turista los servicios prestados.

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