Dembélé señala a Echevarría, Deco y Alemany como culpables de su fuga

El delantero francés no digirió que el excuñado de Laporta lo ofreciera al PSG, junto con Gavi, por Mbappé, ni la presión de Deco para favorecer la posible titularidad de Raphinha

Ousmane

Más allá de la versión ‘pesetera’ de la fuga de Ousmane Dembélé, revelaciones íntimas por parte de un periodista de su máxima confianza han abierto otras vías que podrían explicar la decisión del delantero francés de aceptar la oferta del PSG mediante una cláusula que, se diga lo que se diga, Joan Laporta pudo haber anulado a lo largo de un año largo de negociaciones marcado su apatía y desinterés en atar la continuidad de Ousmane.

“Quería seguir, pero en un ambiente sano”, le dijo a Xavi como principal argumento para irse, eso sí agradeciéndole al entrenador azulgrana sus desvelos y confianza demostrada en el vestuario y también en público porque “contó conmigo cuando todos me daban por muerto”. Le explicó que el problema de su continuidad radicaba en ese “entorno” -en referencia a los medios y gestores de opinión laportistas- que ya le puso a los pies de los caballos en su última renovación cuando fue apartado del equipo y presionado para que firmara en las condiciones impuestas por la junta antes del 31 de enero de 2022. Su sensación personal es que se marcha porque alguien le está haciendo la ‘cama’, como vulgarmente se dice, según le confesó a un compañero del vestuario. No quería seguir, le dijo, en un club donde “hay gente siempre echándome mierda”, y mucho menos “esperar a que me corten la cabeza. De mí -le confesó- no se ríe nadie”.

Quienes conocen los entresijos del poder dentro del núcleo duro de Laporta no dudan que Dembélé apunta a tres nombres propios, el principal Mateu Alemany, director del fútbol profesional que no ha ocultado su antipatía personal por el agente del futbolista, Moussa Sissoko, y siempre se ha mostrado partidario de que Dembélé no siguiera vistiendo de azulgrana tras aquel episodio tan tenso en el mercado de invierno de hace dos años.

El otro, sin duda, es el de Deco, segundo director de fútbol, o lo que sea, ex agente de Raphinha, al que desde luego beneficia la eliminación de un punta titular como Dembélé, fijo en la derecha del ataque en el 4-4-2 más usado por Xavi. El brasileño podrá seguir siendo titular, de momento, por delante de Ansu Fati en una punta de ataque donde juegan Lewandowski y ‘otro’ desde la renuncia al sistema identitario de la Masia.

Y del que nadie habla, el excuñado de Laporta, Alejandro Echevarría, responsable directo de la ocurrencia de ofrecer a Dembélé y Gavi al PSG hace dos semanas con la ingenua pretensión de evitar el traspaso de Mbappé al Real Madrid. La jugada, inútil en el doble propósito de acercar a Mbappé al Camp Nou y persuadir a Osumane y Gavi de entrar en una operación de intercambio, lo que sí ha conseguido, finalmente, es provocar la peor de las reacciones en un futbolista que hasta ese momento no se había planteado marcharse.

Ousmane Dembélé ha sido el objeto de ácidas y profundas críticas que, preferentemente, se han centrado en el coste de su fichaje en verano de 2017, con 20 años, que fue de 105 millones más las habituales variables en función de títulos y de rendimiento. Estas críticas también han destacado el desacierto de quien autorizó su contratación, Josep Maria Bartomeu, presidente en aquel momento en que el entorno azulgrana, sobre todo la oposición, reaccionó virulentamente a la fuga de Neymar, presionando extraordinariamente para que el botín obtenido del pago de la cláusula por parte del PSG volviera a estar en el campo y no en el banco.

En realidad, el beneficio se destinó más bien a satisfacer el deseo de Leo Messi de seguir en el Camp Nou y no dejarse tentar por una oferta parecida del club francés o de la Premier.

Dembélé fue una apuesta futbolística por un delantero de banda con un manejo de balón ambidextro excepcional, veloz como pocos y desborde sin igual en el contexto del fútbol europeo que, en su momento, incluido el propio Messi, fue unánimemente aplaudido y celebrado.

Lo imprevisto fue que encadenara severas lesiones musculares que se atribuyeron, no sin cierta perversión por parte de los medios opositores, a su dieta y hábitos alimentarios y se relacionaron también con el hecho de haber llegado alguna vez tarde a los entrenamientos a causa de su habitual despiste con los horarios.

Más que suficiente para demonizarlo y convertir su calvario médico, intervención quirúrgica incluida, en un alegato contra la gestión del presidente de turno, desde luego sin importar el efecto absolutamente demoledor que ese estado de opinión mediático, utilizando sus recaídas y problemas musculares como un arma arrojadiza contra la junta, producía en su estado de ánimo y, lo confirman también los médicos, en su fragilidad física.

Por poner un ejemplo parecido de otro futbolista, también delantero y condicionado las últimas temporadas por problemas físicos, en este caso derivados de una lesión de menisco en origen, el maltrato mediático y social sufrido por el francés fue substituido, en cambio, por una reacción de apoyo, mimos, condescendencia, paciencia y recompensado hasta con dos sustanciales mejoras de contrato. Es el caso de Ansu Fati, quien, desde que está en el primer equipo, ha disputado una media de 27,2 partidos por temporada y anotado 0,26 goles por partido. Fati fue blindado por Bartomeu al principio de la temporada 2020-21 y luego una segunda vez, por Laporta, en la 2021-22, pese a haber jugado apenas diez partidos en un año, con una cláusula de 1.000 millones y el dorsal ‘10’ de Messi de regalo extra.

Aun así, Ansu no se ha hecho con la titularidad en el primer equipo ni ha recuperado esa magia en el juego que sólo ha vuelto a exhibir en los últimos compases de la campaña pasada, aunque a tiempo de mejorar su caché y de ponerlo en el mercado pese a la voluntad del jugador de seguir vistiendo de azulgrana.

Dembélé, por su parte, arroja una media de partidos superior a la de Ansu, de 30,8 partidos por temporada, y muy ligeramente por debajo en cuanto a eficacia rematadora, de 0,21 goles anuales por los 0,26 de su compañero. En el campo, por sus características, Ansu remata más a puerta y el francés se ha especializado en dar asistencias, 7 suyas por 3 de Ansu en la Liga ganada por ambos bajo la dirección de Xavi.

Donde Ansu golea a Ousmane ha sido en su cláusula de 1.000 millones frente a esa de 50 millones (25 m. en realidad para el club, menos la amortización pendiente) que, lógicamente, ha facilitado una fuga en cierto modo imprevista, aunque desde luego facilitada por una apuesta de futuro por uno y otro jugador radicalmente opuesta.

Curioso que, con el paso del tiempo, Xavi sí haya exhibido una incondicional admiración por Dembélé, todo lo contrario que Laporta, y también en el sentido opuesto haya desinflado el ‘globo’ Ansu Fati en relación con las grandes expectativas generadas desde la presidencia a partir de que Fati cayó en las manos de uno de sus agentes perteneciente a su círculo personal, Jorge Mendes.

Ansu sabe y conoce interioridades que, en un momento dado, provocaron la reacción tan brava de su padre, Bori Fati en una radio nacional, afirmando que “Si esto sigue así, yo me voy a Sevilla”. Su hijo hubo de pacificar y amortiguar esas gruesas palabras ante la peculiar dosificación de sus minutos por parte de Xavi Hernández.

Todo viene a confirmar que, con Laporta, nadie está a salvo de caer en desgracia y ser carne de traspaso, o de baja, en cualquier momento y circunstancias. Que se lo pregunten, si no, a Messi, Griezmann, Piqué, Mirotic o Dembélé. Empieza a ser preocupante que el presidente del club soporte cada día menos el protagonismo de sus deportistas. Laporta siente y entiende que la única estrella de este Barça es él mismo.

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1 comentario en «Dembélé señala a Echevarría, Deco y Alemany como culpables de su fuga»

  1. Estoy totalmente de acuerdo, porque todo eso lo estaba lo estaba presintiendo sin saber la realidad, me hubiera gustado equivocarme, no me está gustando nada lo que estan con Ansu, como tampoco me gusta nada que se haya ido Dembele, además hacer el rediculo como lo han en ésta operación ésta directiva, no quiero seguir.

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