Messi tenía toda la razón al no fiarse de las mentiras y promesas de Laporta

Ridículamente, aún no ha sido capaz de inscribir a un solo jugador, no ha cumplido con las ventas y la morosidad consentida de Barça Studios requiere otro ‘milagro’ que el Barça pagará muy caro

Joan Laporta

El oráculo menos fiable de todo el barcelonismo, Lluís Carrasco, ha vuelto a profetizar, vía Twitter, sobre la próxima y esperada hazaña laportista: “En 6 días, novedades. ¡Que todo va muy rápido!”, ha escrito quien apostó como ningún otro palmero del entorno del presidente que el regreso de Leo Messi era imparable. No menos inquietante ha sido el tuit de otro secuaz mediático como el director del diario Sport, Joan Vehils: “Por cierto, habrá más fichajes…”.

Quedan menos de diez días para el inicio de la Liga y la lista de inscritos del Barça -trece futbolistas- no se ha movido desde que, tras celebrar el título a finales de la anterior temporada, arrancó el que iba ser otro verano de rodillo azulgrana en el mercado, entre otro motivos por que se auguraban un festival de ventas, una reducción espectacular de la masa salarial, la luz verde de LaLiga al infalible plan de tesorería pactado con Javier Tebas y la posibilidad de volver al 1:1 a la hora de fichar.

Ninguna de estas expectativas se ha cumplido. Al contrario, con el paso de los días, el primer batacazo sonado fue el ‘no’ de Messi, que vislumbró con una anticipación y clarividencia admirable que Joan Laporta le estaba contando otro de sus cuentos, como cuando le iba a renovar en verano de 2021.

Laporta, sin rubor ni vergüenza, ha aprovechado para embaucar a la prensa con otro relato embustero: “Messi nos dijo que prefería ir a un a jugar en una liga con menos presión. Lo entendemos y le deseamos toda la suerte del mundo”. Lo que Messi explicó cuando tomó la iniciativa de descartar la propuesta de Laporta, que nunca fue por escrito, no cuadra para nada con ese discurso. “»Tenía muchas ganas, mucha ilusión de poder volver, pero después de haber vivido lo que viví y la salida que tuve, no quería volver a estar otra vez en la misma situación, no quería esperar a ver qué iba a pasar y dejar mi futuro en mano de otro”, declaró, precisando que tampoco estaba dispuesto al sacrificio de otros jugadores del Barça para facilitar su reentrada: “Escuché que tenían que vender jugadores o bajar sueldo a jugadores y la verdad es que yo no deseaba cargar con eso”. Y en cuanto a la presión fue rotundo y claro: “Si no salía lo del Barcelona, quería irme de Europa, salir del foco y pensar más en mi familia».

Laporta, una vez más, ha ido manipulando el mensaje real y argumentado de Leo sabiendo que el delantero argentino, al que él echó personalmente, no va a estar todo el día hablando de lo ocurrido. A diferencia del presidente, Leo sólo habla cuando toca hacerlo y para cumplir con su palabra.

El tiempo le ha dado toda la razón a Messi, que aceptaba volver al Camp Nou por un euro más que Lewandowski, eso sí con la garantía firmada por Laporta de poder ser inscrito en LaLiga al formalizar el contrato. Más o menos lo que exigió Gundogan al firmar hace un par de meses, añadiendo una cláusula que anula el contrato si el día del arranque de la Liga aún no ha sido inscrito.

Lo que le planteaba Laporta y temía Leo más que justificadamente era un espinoso verano de incertidumbres y de maniobras pendientes, en ningún caso seguras ni encarriladas, antes de poder darle de alta. El cuento que le contó el presidente era, después de todo, una especia de fábula.

El siguiente revés, también vislumbrado por Leo, que disponía de buena información en LaLiga, se debió a las consecuencias de tener excedido el límite salarial y, por tanto, solamente disponer del 40% de las ventas netas, algo más en según qué jugadores y circunstancias.

Además, LaLiga le exigió la presentación de un aval de la junta de 6,6 millones por el incumplimiento de los recortes pactados en las secciones.

Las ventas de jugadores, a menos de dos semanas para el primer partido de Liga, también se han ido dilatando, apenas se han concretado la baja de Umtiti y el traspaso de Nico al Oporto, si bien se ha producido un hecho excepcional como la salida de Dembélé, por la cláusula, que en principio sólo aportaría al fair play el 60% de 25 millones, o sea 15 millones si es que el futbolista estaba del todo amortizado.

La fuga de Dembélé ha resultado ser un episodio interesante, sorprendente e imprevisto, provocando una situación que, de entrada, debería haber servido para positivar ese estado de ansiedad y de nervios acumulado después de tres meses de ir retrasando esa inminente y holgada inscripción de los jugadores. No sólo de los que, como Gavi, renovó el otoño pasado. También de Araujo, Sergi Roberto, Marcos Alonso, Iñaki Peña, Balde y de los fichajes estrella del verano, Íñigo Martínez, Gundogan y Oriol Romeu.

La reacción ha sido la de descuartizar mediática y deportivamente a Dembélé y provocar un vacío que, como lo interpreta Xavi y ese trío de la nueva gobernanza integrado por Laporta, Alemany y Deco, en el que cada uno va a su bola y busca refuerzos que no siempre están ni consensuados ni cuadran tampoco con lo que Xavi quiere, sólo lo puede llenar la llegada de tres fichajes más, un lateral derecho, otro centrocampista y quién sabe si un delantero o un media punta.

En paralelo, la peor noticia se produjo cuando LaLiga detectó el impago del primer pago pendiente de la venta de la palanca Barça Studios, de 60 millones, porque aquella operación fue de maquillaje y de urgencia para aparentar un acuerdo de enajenación de activos digitales por valor de 200 millones de los que, a la hora de la verdad, Laporta sólo aportó 20 millones, pues tanto a Orpheus Media (Jaume Roures) y Socios.com les prometió que llegado el momento retrasaría el cobro del resto y que les recompraría los derechos a base de traspasos a lo largo de la temporada.

Con esos números rojos ante LaLiga las inscripciones pendientes fueron bloqueadas. Nada que Joan Laporta no pudiera arreglar en un plis plas como así se filtró inmediatamente con la noticia de que un fondo de inversión alemán corría al rescate, poniendo esos 60 millones del agujero de Barça Studios.

Los días han transcurrido sin novedades, excepto por la noticia difundida por TV3 apuntando que el dinero alemán finalmente no llegaría tras el paso atrás de los inversores. Tan raro fue que la televisión más laportista de todas diera una noticia tan negativa como que el resto de los medios, tras contrastarla, optaran por hablar de confusión, sin negar del todo la tragedia que ocasionaría el arrepentimiento del dinero alemán ni tampoco dar por atado y bien cerrado ese parche de emergencia, consistente en revender parte de las acciones de Barça Visión, la sociedad creada para repartir el accionariado a tres bandas hace un año, por un valor inferior.

Lo que se viene, a poco más de una semana para el estreno en la Liga, es otra ‘palancada’ de Laporta tipo la de Barça Studios del año pasado, es decir un invento de emergencia, de última hora, del cual, cuando se pueda conocer la letra pequeña, comportará un nuevo perjuicio para el Barça y otro compromiso que, a corto, aumentará el riesgo de acabar siendo una SA.

El periodismo y el entorno laportista fanatizado volverán a cantar la audacia y la irresistible personalidad y capacidad de gestión de su presidente. No admitirán, una vez más, ni el ridículo, la morosidad, la improvisación, la insolvencia y la torpeza de llegar cada temporada al límite de las inscripciones sin haber hecho los deberes ni haberse tomado en serio la gestión del club. (¿A qué se refiere Lluís Carrasco cuando afirma que «todo va muy deprisa»?)

No recordarán, en definitiva, que mientras caía el telón y se ensombrecía terriblemente el panorama, presidente y directivos, junto a familiares y amiguetes, disfrutaban de unas vacaciones de cinco estrellas a costa del dinero de los socios por los EEUU. Eso sí, con la tranquilidad de que Javier Tebas les prometió estar callado si cumplían con el plan de viabilidad. El final y la excusa recurrente será la inflexible postura de LaLiga en su acoso y persecución al Barça, ya se sabe.

Pero nada cambiará el hecho indiscutible de que Messi tenía razón, que Laporta no es de fiar, que mentía y que nunca tuvo, ni siquiera cuando ganó las elecciones, un plan más allá de gastar más allá de los recursos del club en fichajes.

Y sí, el Barça está económicamente peor que cuando llegó, aunque no tanto como cuando la semana que viene Laporta pueda finalmente dar de alta a media plantilla a cambio de otro saqueo impresentable de lo poco que queda de valor. Vergonzoso que, un año después, la historia se repita con un escenario aun más dantesco y dramático y que, después de todo, la prensa y el entorno laportista ya estén preparando otra gran ceremonia de aclamación a su héroe.

(Visited 213 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

NOTÍCIES RELACIONADES

avui destaquem

Deja un comentario