El presidente del PPC, Alejandro Fernández, ha defendido el pacto entre PP y Vox en la Comunidad Valenciana. «Creo que lo que tendría que preocupar más son los acuerdos con formaciones como Bildu. Los militantes de Vox no han matado ni secuestrado nadie», ha dicho en una entrevista en RTVE. Además, ha reprochado al PSOE que haya hecho «prácticamente un cordón sanitario» contra el PP negándose a llegar a acuerdos en el conjunto de España. «Si el mismo PSOE dice que no, que después no se queje», ha remachado.
En cuanto a Barcelona, el líder de los populares en Catalunya ha dicho que Daniel Sirera (PPC) y Jaume Collboni (PSC) están hablando para intentar llegar a un «acuerdo sensato». «Estoy seguro que nosotros estaremos a la altura y espero que Collboni también», ha añadido. Fernández asegura que no está preocupado por la imagen que da el PP con el pacto de gobierno en el País Valenciano.
El líder de los populares en Cataluña ha admitido que el discurso de Vox en materia de inmigración no le gusta nada, pero ha garantizado que el «grueso del programa» pactado en la Comunidad Valenciana es del PP. Y, en este sentido, ha asegurado que es «impecable en términos democráticos». Y es que, según ha defendido, un socio grande puede llegar a acuerdos con formaciones más pequeñas, pero el grueso del programa tiene que ser del partido grande. Una premisa que dice que no se ha dado en el caso del gobierno español de coalición. Según Fernández, Podemos ha impuesto al PSOE determinados aspectos en materia de feminismo.
El presidente del PPC está de acuerdo con la filosofía que gobierne la lista más votada, pero siempre que todo el mundo lo cumpla. En este sentido, ha defendido que como que el PSOE no lo cumple, después no pueden pedir a los populares que lo hagan. «Si no, seríamos un poco burros», ha dicho.
En cuanto a las negociaciones en Barcelona, Fernández ha defendido que «todo el mundo tiene que ceder un poco» y ha admitido que para el PP hacer alcalde a alguien del PSC «no es un placer». Aun así, cree que hace falta un gobierno constitucionalista en la capital catalana para «evitar el riesgo que Waterloo gobierne Barcelona».
