Último cartucho para abortar el descabellado plan para el Espai Barça

La plataforma Àgora Blaugrana, integrada por los colectivos laportistas, nace hoy poniendo en discusión una financiación que varios socios quieren impugnar si se acaba firmando sin el nuevo Palau

Imatge del Palau Blaugrana del futur difosa pel FC Barcelona el 2021

Los agentes activos del entorno barcelonista, representado por pequeños colectivos de socios con cierta capacidad de protagonismo mediático y de convocatoria, andan revueltos en medio de una interesante operación de transformación, o de transfuguismo, que tiene que ver con un posible cambio de decorado de la actualidad azulgrana. Dos de los socios guerrilleros de Dignitat Blaugrana, Anton Miret y Ricard Faura, presentan este viernes Àgora Blaugrana, una iniciativa que se define a sí misma con un enunciado vago y oportunista: «Àgora Blaugrana es una plataforma de Barcelonistas que, preocupados por los momentos que está viviendo nuestro club, proponemos unirnos para trabajar y defender el honor del Club, independientemente de quién y cómo lo gobierna. En los momentos más complicados de nuestra historia, personas como el fundador Joan Gamper, con iniciativa y generosidad, salvaron al club de su deriva. Ahora necesitamos actitudes y movimientos en la misma línea (sic)».

Los dos ponentes y convocantes de un acto de se desarrollará en la Sala Verdaguer de Ateneu Barcelonès, Anton Miret y Ricard Faura, son miembros de Dignitat Blaugrana, el grupo que nació, instrumentalizado desde el laportismo y la oposición soberanista, sólo para personarse como acusación en el Barçagate contra Josep Maria Bartomeu. Además de que su pasado y probada actividad en un determinado espacio barcelonista les delata, sus compañeros de viaje también son representativos de sus perversas intenciones. En esta presentación se incluye un coloquio en el que intervendrán los gurús económicos más eficientes del laportismo, Marc Ciria e Ivan Cabeza, financiero y economista que se han tenido que estrujar el cerebro, hasta explotarles, para intentar demostrar que el Barça de Joan Laporta no está peor que el heredado de Bartomeu.

A la fuerza, viendo que Laporta ha dilapidado 870 millones en palancas y 300 millones en provisiones y deterioros para morir en la orilla ahogado por la caída de ingresos y una masa salarial que, sin Messi, Griezmann y Piqué, sigue estando por encima de los 600 millones, tanto Marc Ciria como Ivan Cabeza no han tenido más remedio que inventarse e imaginar los relatos más fantasiosos y cobardes para intentar defender el fuerte del laportismo, asediado por todas partes y económicamente irreversible.

La motivación sobre la que se organizó Dignitat Blaugrana en su momento no es muy distinta a la argumentada para crear un órgano superior como Àgora Blaugrana: «Dignitat Blaugrana somos un grupo de Barcelonistas que viendo la deriva que está teniendo en club en los últimos tiempos, queremos alertar del peligro de que no se controlen las acciones que se están realizando desde la Actual Junta Directiva del FC. Barcelona. Creemos que estas acciones pueden perjudicar gravemente el presente y el futuro de nuestro querido club. Esta preocupación no va más allá de esta denuncia, nunca existe como objetivo de estas acciones ningún tipo de electoralismo ni aprovechamiento del momento y la situación actual del club (sic)».

En realidad, sin embargo, fue el primer movimiento para promover el voto de censura contra Bartomeu, una historia del todo conocida y documentada que, sin embargo, acabó con el protagonismo de Dignitat Blaugrana cuando la jueza del caso Barçagate exigió una fianza de hasta 7.000 euros por cada uno de los socios firmantes de la querella.

Desde entones sus miembros se han limitado a remover y amplificar continuamente las acusaciones desde la presidencia del club contra las irregularidades y actuaciones criminales de la etapa de Bartomeu, de todas esos supuestos crimenes finalmente enviados a la Fiscalía para su definitivo y eterno descanso en el cajón del papel mojado.

Aun así, por más que Laporta les haya dejado permanentemente en fuera de juego y les haya ignorado en todas sus reivindicaciones, Anton Miret y Ricard Faura han respondido al SOS de la junta ante una situación de escándalo y de perplejidad social para fabricar una respuesta externa a la complicada tesitura en la que se encuentra Laporta, exactamente a una semana de la decisión más comprometida de la historia del FC Barcelona desde su fundación en 1899.

Si Laporta suscribe el plan de financiación con el que ha trabajado estas semanas, sólo para darse el capricho de poner en manos de Limak el futuro Camp Nou, habrá sentenciado el club prácticamente a su desaparición, cuando menos con el modelo de copropiedad conocido.

De la convocatoria se deduce que no desaparece Dignitat Blaugrana ni tampoco Seguiment, otro grupo que también estará representado esta tarde en la figura de Marc Cornet, periodista y miembro activo de este grupo que ha suscrito, junto con Compromissaris FCB, Dignitat Blaugrana, El Senyor Ramon, Noies Twitter Barça, Transparència Blaugrana i Un Crit Valent, comunicados aplaudiendo el oscuro contrato con Spotify, exageradamente respetuoso con Laporta por el trágico episodio de la noche del Eintracht Frankfurt y, hace unas semanas, una patética y timorata nota sobre el caso Negreira.

La sensación es de una maniobra de reagrupamiento de las fuerzas barcelonistas contra el‘enemigo centralista y madridista, y de llamada a la unidad en defensa del fortín de la junta de Laporta y del equipo de Xavi por encima de cualquier otra consideración.

Sería lo esperado dadas las circunstancias, aunque no habría que descartar, si al conjunto de los ponentes les queda un resto de responsabilidad barcelonista, o de dignidad, que, como conclusión, se elevara a la junta la recomendación de abortar el Espai Barça tal y como está diseñado financiera y constructivamente por la cabezonería de Laporta.

La mesa redonda propuesta gira en torno a las «Claves actuales para entender la situación actual y su impacto sobre el proyecto Espai Barça», un debate precedido por los comentarios previos pesimistas y de alerta de los propios participantes, Marc Ciria e Ivan Cabeza, a quienes acompaña el abogado Jaume Barroso. Si mantienen su postura de dudas y de recelo sobre la operación tendría sentido que, por unanimidad, Àgora Blaugrana arrancara con una especie de manifiesto en contra del Espai Barça en las condiciones conocidas.

Otra cosa sería una sorpresa, pero no un acto de actuación en contra de Laporta, sino al contrario: una invitación más que oportuna y socialmente justificada a la que Laporta podría agarrarse para abortar la operación Limak en el último momento, pues el límite para firmarla acaba el 31 de marzo próximo según dijo el propio Laporta.

Desde su núcleo duro se está filtrando que Laporta podría estar repensándose esa bravuconada, mientras ha surgido la firme determinación de socios dispuestos a impugnar esa locura en base a que la autorización asamblearia para gastar 1.500 millones en el Espai Barça incluía el nuevo Palau Blaugrana, un equipamiento que ha desaparecido del plan.

Àgora Blaugrana, curiosamente, puede ser la última oportunidad para evitar que Laporta arruine y empeore aún más la situación económica del club, frenando antes de caer, y con él la institución, en el abismo. Igualmente, sólo será otro parche y una nueva complicación porque la reforma del Camp Nou sigue sin tener un proyecto constructivo, sigue sin licencia y con 20 millones gastados en Montjuïc que podrían no servir para nada después de tanta estrategia mediática. Cuesta discernir cuál es la peor salida.

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