«A escala de estructura yo no formaba parte de él». Ésta es la respuesta que Jordi Baylina dio al redactor del digital Vilaweb que le comentó que “el estado español dice que montó el Tsunami democràtic”. Y añadió: “Yo tenía mi empresa en Suiza y tenía mucho trabajo. De hecho, el Tsunami me cogió trabajando en Japón. Y me sentía mal de no poder ayudar”.
Jordi Baylina es uno de los cuatro expertos en tecnologías digitales que aparecen entre las personas que la entonces directora del CNI, Paz Esteban, reconoció, en la comisión de Secretos Oficiales del Congreso, que había sido espiada por los servicios de inteligencia españoles. En el informe CatalanGate de Citizen Lab consta que su teléfono móvil fue atacado 26 veces con la intención de instalarle el programa Pegasus.
Como otras personas supuestamente espiadas con Pegasus, Baylina ha dado versiones distintas de cómo se enteró de la infección de su teléfono. En una intervención en TV3 explicó que su amigo Elies Campo, que trabaja actualmente en Citizen Lab, le advirtió de que quizá le espiaban, le pidió el teléfono y lo confirmó. Su compañera, Sònia Urpí, en cambio, explicó en un vídeo de la Assemblea Nacional Catalana, de la que ambos son miembros, que le detectaron la infección en un control rutinario de seguridad.
A la pregunta de por qué cree que le espiaban, Baylina contesta que es “difícil de saber” pero que lo relaciona con su colaboración con Carles Puigdemont y Jordi Puigneró para crear la “identidad digital catalana” del Consell de la República. No lo vincula con su relación con los impulsores de Tsunami democràtic, movimiento del que dice que no formaba parte “a escala de estructura”. Queda por saber a qué escala, sí.
