La derecha también aborta

Me contaba un viejo amigo, político de izquierdas, que hace años una mujer le detuvo por la calle y le espetó: “Yo a usted le votaría si no defendiera el aborto”. Una directa que el hombre respondió indicando que defendía el aborto, sí, pero sólo para aquellas mujeres que quisieran abortar, y que en ningún caso lo quería obligatorio, «quien no quiera abortar, que no lo haga», remachaba. Desconozco si la señora captó la ironía y si, en caso afirmativo, la respuesta la liberó y convenció para votarle como, como decía, haría si no fuera. El Congreso aprobaba el jueves la ley del aborto y, en la misma sesión, la trans. Desconozco también que pensará a día de hoy la señora, han pasado los años…, e intuyo que el político estará satisfecho, como también lo estoy yo, son buenas noticias y en ningún caso, como decía el político, obligan a nada.

La defensa del aborto hace tiempo que dejó de ser una reivindicación exclusiva de las izquierdas. La derecha también aborta. Sin embargo, el debate de ésta y tantas otras libertades, pero especialmente ésta, todavía les incomoda. Con más o menos pericia, más bien escasa, Alberto Núñez Feijóo trató de situarse el jueves en un punto intermedio entre la derecha y la extrema derecha, intentando perder en la colada el mínimo de sábanas. No en vano, había rehuido tanto como había podido el pronunciamiento. En un ejercicio de funambulismo político, el líder del PP, dice sobre el aborto: «Es un derecho según la ley, pero no un derecho fundamental». Sí, pero no. Intenta así contentar a las dos almas que conviven en el PP, la de la derecha y la de la extrema derecha. No lo logra. El colectivo más extremista, que lidera ahora Isabel Díaz Ayuso, ya le ha saltado a la yugular. El partido sondea ya las bajas entre sus filas por las palabras de Feijóo. Y VOX se frota las manos calculando el trasvase de votos. Se ve que en VOX nadie aborta.

El PP siempre ha tenido que hacer equilibrios para intentar agradar su amalgama de votantes, consciente de que las elecciones suelen ganarse convenciendo al electorado centrista. Ya se lo preguntaba con sorna el eterno número dos del PSOE, Alfonso Guerra, en referencia al PP: “¿De dónde vendrán si llevan toda la vida viajando al centro?”. Y en el tema del aborto las contradicciones afloran rápido. Se hace difícil estar a favor y en contra al mismo tiempo, como difícil es abortar un poco sólo. Feijóo lo ha intentado, pero no ha triunfado. Ayuso y VOX no hacen prisioneros.

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