La fuga de Junts del Govern provocó que parte del partido sufriera por la posibilidad de pasar a ser un actor sin protagonismo político. La otra parte de la formación, partidarios firmes de abandonar el ejecutivo, decían internamente que la oposición dura a Pere Aragonès y mantener las esencias de un independentismo supuestamente unilateralista los harían seguir apareciendo como un partido necesario.
La negociación de los presupuestos del Govern –que inició el consejero de Junts Jaume Giró– ha hecho que la Generalitat de ERC demuestre que si el PSC y los comunes quieren –y parece que quieren–, Junts no es nada necesario para la gobernabilidad de Cataluña. Ahora, a las puertas de unas municipales, a Junts empiezan a temer por la posibilidad de caer en la irrelevancia política y aparecer solo como un partido de oposición.
