Enagás adapta sus instalaciones en el puerto de Barcelona para llevar más gas a Italia y a otros países del Mediterráneo

Planta d'Enagás a Barcelona

La planta de regasificación de Enagás en Barcelona se va a adaptar para aumentar los envíos de gas a Italia y otros países europeos del Mediterráneo que necesitan reducir su elevada dependencia del suministro ruso. Concretamente, y según ha anunciado el Gobierno español, está prevista una reforma del pantalán (muelle estrecho o pasarela flotante) de la planta de regasificación que Enagás tiene en el puerto de Barcelona para aumentar la capacidad de carga de gas desde pequeños buques.

«Italia tenía una situación de fragilidad respecto al gas que le llegaba de Rusia muy importante» y el Gobierno español ha procurado ayudar, explica la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, en una entrevista con EfeEntre otras medidas para impulsar esa colaboración, se va a tratar de facilitar los puntos de carga para que los metaneros de menor tamaño puedan cargar gas natural licuado (GNL) en Barcelona.

«Lo haremos después en Cartagena» (Murcia), explica Ribera, quien detalla que con estas iniciativas se da más flexibilidad al sistema, pues los grandes metaneros son mucho más rígidos, ya que necesitan mucho más tiempo y anticipación para programar su viaje y no pueden llegar a cualquier puerto. Según Ribera, España tiene una capacidad de acogida que le permite aportar el valor de logística que luego dé más posibilidad de llegar rápidamente, si hay stock libre en puntos de llegadas.

Más envíos con barcos más pequeños

Fuentes de Enagás han detallado a Efe que la adaptación del pantalán de la planta regasificadora de Barcelona permitirá adaptar la descarga a barcos de GNL con una capacidad de entre 2.000 y 80.000 metros cúbicos. La planta de Barcelona permite, entre otras cosas, la descarga de grandes buques, como los Q-Flex y Q-Max, de 166.000 metros cúbicos de capacidad, que son los mayores barcos para el transporte de GNL que hay en el mundo, pero existen plantas de regasificación que, por su menor tamaño, requieren de barcos pequeños, para los que se va a adaptar el pantalán del puerto de Barcelona.

Una de ellas es la de Panigaglia, situada en el golfo de La Spezia, en Italia, que tiene una capacidad máxima de 100.000 metros cúbicos, distribuida en dos tanques de 50.000 metros cúbicos, que puede recibir barcos con una capacidad máxima de 70.000 metros cúbicos. El proyecto de adaptación del pantalán de Barcelona persigue dar una solución alternativa flexible y en un reducido plazo de tiempo a países altamente dependientes del suministro de gas ruso, en medio de la actual crisis por la guerra de Ucrania.

Italia ha habilitado recientemente un «gasoducto virtual» para alimentar sus plantas de regasificación con pequeños metaneros, que vendrían a cargar a plantas españolas, principalmente Barcelona.

España aglutina el 30% de la regasificación europea

España concentra prácticamente un tercio de la capacidad de regasificación en Europa, aunque su escasa interconexión con el continente le impide ser por completo esa solución que ahora tanto se necesita para suplir el gas ruso. En España, hay seis plantas regasificadoras en funcionamiento, a las que se sumará próximamente la de El Musel, en Gijón.

Las instalaciones de la planta de Enagás en el puerto de Barcelona tienen una capacidad de almacenamiento de 760.000 metros cúbicos de GNL en seis tanques (cuatro de 150.000 y dos de 80.000), así como una capacidad de regasificación de 1,95 millones de metros cúbicos normales a la hora. Por otro lado, las necesidades de gas de Italia están llevando a impulsar proyectos de conexión con ese país más allá del «gasoducto virtual».

El pasado mes de mayo, los gestores de transporte de gas italiano y español, Snam y Enagás, firmaron un memorando de entendimiento para el estudio de la viabilidad de un gasoducto en alta mar entre España e Italia. El Plan Repower EU de la CE apunta la posibilidad de construir una nueva tubería de 700 kilómetros desde Barcelona a Livorno para transportar gas natural y, más adelante, hidrógeno.

El gasoducto Barcelona-Livorno permitiría que España distribuyera gas en Europa, y es una opción para conectar con las líneas que atraviesan el centro y el norte de Europa.

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